Merkel y Medvédev, en la residencia de verano del presidente ruso. / EFE
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Merkel censura en Moscú el despliegue militar de Rusia Bombas de racimo

La canciller considera desproporcionado el uso de la fuerza empleado en la guerra Medvédev dice que el escudo antimisiles «no traerá tranquilidad al mundo»

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La canciller alemana, Angela Merkel, que no desea tener tiranteces con Moscú ya que su país es el principal receptor europeo de hidrocarburos rusos, le cantó ayer las cuarenta al presidente ruso, Dmitri Medvédev, al calificar de «desproporcionada» la fuerza empleada por Rusia en Georgia e «incorrecto» tal despliegue. Medvédev no se mordió la lengua y respondió que hace falta un mecanismo que garantice que a los dirigentes georgianos «no les vengan otra vez a la cabeza ideas idiotas».

Durante el tenso encuentro, se habló también del acuerdo alcanzado el jueves por Washington y Varsovia para la instalación de una base de misiles interceptores en Polonia. «El despliegue de nuevas fuerzas de defensa antimisiles en Europa tiene como objetivo la Federación Rusa. Han elegido el momento adecuado», denunció el máximo dirigente ruso. Según su opinión, «ya no valen más los cuentos sobre la necesidad de contener a países parias». «Lo que ha ocurrido no traerá tranquilidad al mundo, es algo muy triste para Europa, para todos los que vivimos en esta zona densamente poblada» del planeta, añadió Medvédev.

Merkel reprochó la falta de avances en la resolución del contencioso entre Tiflis y sus dos provincias separatistas. «No se puede esperar 15 años para resolver el conflicto», manifestó. A su parecer, «el punto de partida debe ser la integridad territorial de Georgia». Merkel estima que «si cada pueblo que desea abandonar una unión estatal fuera capaz de llegar a ser un estado independiente, habría muchos problemas en el mundo».

El jefe del Kremlin expresó que «después de lo ocurrido, difícilmente podrán los osetios y los abjasos vivir en un mismo estado con los georgianos». Medvédev puntualizó que «si alguien vuelve a atacar a nuestros ciudadanos o fuerzas de paz, haremos lo mismo». La organización Human Rights Watch (HRW) ha denunciado el uso de bombas de racimo en zonas pobladas de Georgia por parte del Ejército ruso. «El empleo de este tipo de municiones por Rusia no sólo resulta mortal para los civiles sino que constituye un insulto para los esfuerzos internacionales en pro de evitar una catástrofe humanitaria global similar a la que causan las minas antipersonas», declaró la entidad.

HRW afirma poseer pruebas de la utilización de bombas de racimo rusas RBK-250, como fragmentos de su inconfundible metralla y las cápsulas en las que fueron arrojadas por los aviones rusos sobre Gori y Ruisi. Rusia niega las acusaciones.