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Ellos son el récord

Un repaso a los deportistas más altos, más bajos, más pesados y más livianos de estos Juegos Olímpicos

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Entre los miles de deportistas presentes estos días en la Villa Olímpica de Pekín hay algunos que han batido marcas sin necesidad de comenzar a competir. Ocurre que el récord son ellos mismos. Su peculiaridad, que les ha llevado a figurar en una curiosa lista de máximos y mínimos que ha elaborado el comité organizador, es que son los más altos o los más bajos, los más pesados o los más livianos, de entre todos los participantes. Comenzando por la estatura, la palma se la lleva el ídolo nacional chino Yao Ming, inalcanzable en sus 2,26 metros. En el lado contrario, que viene a ser más o menos a la altura del ombligo del pívot de Shanghai, se sitúa un aguerrido boxeador de Ghana, Bastie Samir, que mide tan sólo 1,41. Siendo tan pequeño, lo lógico es pensar que el africano, que anteayer se despidió de los Juegos tras caer en su segundo combate ante el brasileño Washington Silva, sería un peso mosca. Pues no, el joven está macizo y pelea en la categoría de 81 kilos.

En el apartado femenino, la supremacía se la disputan, por todo lo alto, allá por los 202 centímetros, cinco deportistas. Cuatro de ellas son rusas: Ekaterina Lisina, Ekaterina Gamova, Yulia Merkulova y María Stepanova, jugadoras de baloncesto y de voleibol. La quinta es una coreana, Ha Eunjoo, la hermana mayor de Ha Seung-Ji, el primer jugador de baloncesto coreano que ha llegado a la NBA. La pívot de la selección de Corea ha sufrido graves problemas en sus rodillas debido a su estatura formidable, pero a base de fuerza de voluntad ha logrado superarlos y estar en Pekín.

Quien no tiene problemas de rodilla sino todo lo contrario, una elasticidad extraordinaria, es la deportista más bajita de los Juegos, la saltadora de trampolín china Chen Ruolin. Apenas mide 1,36 metros. Así las cosas, la atleta de Jiangshu necesitaba una compañera de sus diminutas dimensiones para que la sincronía entre ambas en los saltos desde la plataforma de diez metros resultara perfecta. Como entre 1.300 millones de chinos hay donde elegir, la encontró en una chica de Hubei, Wang Xin, que sólo mide un centímetro más que ella y es, con 28 kilos -¿28 kilos!-, la atleta más liviana de estos Juegos. Por supuesto, ambas ganaron la medalla de oro.

Atleta de 45 kilos

El tamaño de los cuerpos revela muchas cosas de un deportista. Cada especialidad tiene un biotipo más o menos común, aunque pueden darse algunas sorpresas. El deportista que menos pesa de los Juegos, por ejemplo, es un jugador coreano de hockey, Hong Eun Seong, que da en la báscula 45 kilos. Se supone que correrá como una flecha. Pero, en general, las apariencias no suelen engañar. Sin ir más lejos, uno observa a la ucraniana Olha Korobka y se hace muy cuesta arriba imaginársela haciendo en el aire cabriolas y saltos mortales. Con sus 167 kilos, la halterofilia es, sin discusión, un deporte mucho más apropiado para ella. Lo viene demostrando desde hace tres años imponiéndose con autoridad en el campeonato de Europa y lo demostrará hoy mismo en el gimnasio de la Universidad de Aeronáutica de Pekín, donde es una de las candidatas a medalla en la categoría de más de 75 kilos.

Lo que sirve para Olha Korobka sirve también para el judoka Ricardo Blas Junior, al que quizás algunos espectadores recuerden de la ceremonia de inauguración de los Juegos. Fue ese abanderado de la isla de Guam, más ancho que largo, al que la chaqueta le estallaba en el pecho y sudaba que da pena verlo. Y es que, aunque viva en una isla del Pacífico, uno puede pasarlo muy mal un mes de agosto en Pekín pesando 181 kilos. Ellos son el récord.