Cultura

Entre sol y sombra

Entre las publicaciones periódicas de asunto taurino que se han editado en nuestro país durante las últimas décadas, hay una que destaca por su alto nivel literario. Se trata de Quites, la revista que durante diez años, entre 1982 y 1992, fue realizada por la Diputación Provincial de Valencia bajo la dirección de Carlos Marzal, Tomás March y Salvador Domínguez. Vista desde la distancia, la nómina de colaboradores de Quite causa impresión y produce cierta añoranza. Rafael Sánchez Ferlosio, Luis García Berlanga, José Manuel Caballero Bonald, Rosa Chacel, Juan Gil-Albert, Francisco Brines, Juan Luis Panero, Francisco Nieva, Luis Alberto de Cuenca, Andrés Trapiello, Felipe Benítez Reyes o Vicente Gallego escribieron sobre toros en las páginas de una revista editada con primor. También algunos toreros colaboraron con la revista. Lo hicieron, entre otros, Manolo Vázquez, Antonio Bienvenida, Rafael de Paula o Luis Francisco Esplá, miembros todos de esa minoritaria cofradía de matadores con cosas que decir. Cada número incluía además numerosas láminas e ilustraciones de artistas como Ramón Gaya, Joaquín Sáenz, Ceesepe, Luis Gordillo, Ricardo Cadenas o el alemán Martin Kippenberger.

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Las portadas de Quites eran sencillas y elegantes. Apenas el nombre de la revista y un subtítulo, Entre sol y sombra, sobre una airosa viñeta de Ramón Gaya. Esa limpieza tipográfica resumía el espíritu de una publicación que aspiraba a hablar de toros de un modo natural, alejándose del histerismo y la flamenquería, de los tópicos castizos y también del enrevesamiento filosófico de aquellos que ven símbolos, metáforas y telurismos raros en todo lo que rodea a una corrida de toros, incluidos los señores que venden las almohadillas. El último número de Quites apareció en 1992 y desde entonces ninguna publicación ha asumido el reto de unir la tauromaquia y la literatura manteniendo un alto nivel de exigencia, buen gusto y rigor.