LEGADO. Olmert, durante la reunión semanal de su gabinete. / AP
MUNDO

La gestión fallida de la guerra de Líbano ha llevado a Olmert a la dimisión

El primer ministro planea un acuerdo con los palestinos para dignificar su mandato

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Ehud Olmert murió políticamente en la guerra con Hezbolá y ha sido enterrado por las investigaciones judiciales. Hay quien piensa que su verdadera cuenta atrás empezó en mayo, cuando el multimillonario Morris Talansky reconoció ante un tribunal haberle entregado en mano hasta 97.000 euros en supuestas donaciones legales a sus campañas, que la Policía siempre ha considerado sobornos. Contra Olmert se desató una campaña de maniobras y críticas persecutorias, furibunda porque en su trayectoria ya figuraban otras cuatro sospechas por corrupción. Y agravada porque, entre medias, se revelaría el escándalo bautizado 'Olmertours', según el cual el primer ministro acostumbraba a recibir de diversas fundaciones -entre ellas, el Museo del Holocausto- dinero para viajes oficiales y luego utilizaba el sobrante para pagar vacaciones con su familia. Hoy mismo, la Policía le interrogará sobre este caso.

Pero el final de Ehud Olmert empezó a escribirse mucho antes, el 12 de agosto de 2006, día en que Israel terminó humillado en la llamada Segunda Guerra de Líbano. Y solo, desgraciado, convertido en un modelo de fracaso para generaciones, perdió el sistema de inmunidad y de respeto que protege a un primer ministro. Todo lo sucedido después -el acoso dentro de su partido y de sus socios de Gobierno, las investigaciones, el desplome de su popularidad- ha sido consecuencia del modo en que condujo la guerra y gestionó la derrota, rompiendo las más básicas reglas del liderazgo israelí. Y para eso no hay perdón. La opinión pública esperaba para él un castigo divino o político, a través de la Comisión Winograd que escrutó sus fallos en la contienda, pero le declaró inocente.

Olmert ha puesto fin a su carrera política, pero puede que la fecha no esté tan cerca. Gane quien gane las internas del Kadima, no podrá formar Gobierno, al menos hasta octubre. Tendrá 42 días exactos. Si no lo consigue, Olmert ejercerá en funciones hasta nuevas elecciones (febrero o marzo). En otras palabras, su plan es hacer un esfuerzo masivo por cerrar un acuerdo de paz marco con los palestinos. También alcanzar negociaciones directas con Siria. Sería su legado, suficiente para que los israelíes recuerden que como primer ministro no fue del todo malo, aunque sí un pésimo estratega y un corrupto.