ÉXITO. TVE prepara una serie sobre las aventuras de Belvilacqua. / FUENTES
LORENZO SILVA ESCRITOR

«En cinco páginas no puedo ser ingenioso, necesito doscientas»

Este abogado y asesor fiscal es uno de los escritores más vendidos del país

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Dice que no es fotogénico, pero en realidad lo que le ocurre es que se siente a contrapié cuando le hacen una fotografía. Consciente de su oficio de escritor, Lorenzo Silva se siente más cómodo mirando que cuando le miran.

-¿Sabe que soy la visitante 143.638 de www.lorenzo-silva.com?

-Pues no tenía la idea exacta, pero el orden de magnitudes sí lo sabía más o menos.

-¿Cuántos cursillos intensivos ha hecho para mantenerla al día?

-¿Ah! Pues hice un cursillo autodidacta, una de esas experiencias desastrosas en la que uno va aprendiendo penosamente todas esas cosas que si alguien te las enseñara serían más fácil.

-¿Además de actualizar su página web, qué hace en su tiempo libre?

-Pues a mí la verdad es que me sigue gustando leer. Aunque pueda parecer paradójico, ja, ja, ja. Realmente es curioso porque con el tiempo no sólo me sigue gustando sino que me gusta más en comparación con otras cosas. Me gusta también el cine, la música, viajar, pero con esas cosas no me ha pasado como con la lectura, que cada vez me gusta más.

-¿Algo bueno que haya leído últimamente?

-Algo que me lo haya hecho pasar bien... Pues me he leído una detrás de otras dos novelas policíacas de un escritor sueco que se llama Stieg Larsson. La primera está traducida al español y la segunda no, pero tenía tantas ganas de leerla que la he leído en francés.

-¿Cuántos idiomas sabe?

-Bien, ninguno. Ni siquiera el mío propio, ja, ja, ja. Pero si fuese indulgente puedo hacer algo en español, francés, inglés y alemán. Luego el italiano y el portugués se entienden bastante leyéndolos.

-¿Le queda alguno por aprender?

Claro. Me gustaría, por ejemplo, saber árabe, chino...

-Precisamente, de su currículum se deduce que es un ex auditor de cuentas que no se lleva bien con los cuentos, pero que quiere contar todo lo contable...

-Sí, sí, bueno... ja, ja, ja. De todas formas hay una diferencia muy grande entre las cuentas y los cuentos y entre el cuento y el contar. Cuando uno hace cuentos es para sugerir más de lo que dice y cuando uno hace cuentas sugiere muy poco y luego el cuento es un formato que me agobia porque me parece muy estrecho. Yo no puedo ser tan ingenioso en cinco páginas; necesito más, 200, para poder contar algo que merezca la pena.

-¿Y qué le queda por contar?

Mucho. Cuando oigo a alguien decir que no tiene ideas para escribir una historia me parece que no vive en el mismo mundo que yo. Creo que hay demasiadas historias que deberían de haberse contado y no se han contado nunca.

Atípico asesor fiscal

-Además de auditor ha sido asesor fiscal y abogado cuando siempre quiso ser escritor, ¿por qué?

-Muy sencillo. Cuando cumplí 18 años y vi que se acababa el chollo y había que enfrentarse a la vida, mi única vocación clara era escribir, pero me di cuenta de que era muy difícil que a través de la escritura pudiera ganarme la vida y de entre las cosas que me interesaban escogí Derecho y si te digo por qué a lo mejor te ríes: sólo había cuatro asignaturas en primero y en primero yo quería hacer la mili.

-O sea, ¿la mili decidió su futuro?

Sí. Al menos el título.

-Pero ha ejercido la abogacía...

Sí, sí, la toga me la he puesto una década. Algo sé.

-¿Cree en la justicia de este país?

-No siempre y a veces muy poco. Creo que hay mucha gente en la administración de Justicia que se deja la piel, pero también creo que hay gente que no tiene ese grado de compromiso. También creo que, por la forma en la que está organizada la Justicia y las leyes, a veces hay problemas de las personas que no sólo no los resuelve, sino que los empeora.

-¿Falla el sistema?

-Sí, es un sistema del siglo XIX que tiene que lidiar con el siglo XXI.

-¿Haría de abogado del diablo?

-El diablo tiene que tener también quien lo defiende porque tiene que tener su corazoncito.

-En lo que sí cree es en una serie de grandes tipos, ¿con cuál se queda?

-El que más me influyó es Kafka, supongo que para mal porque tuvo una vida dura y su visión de la realidad era bastante dura, aunque no fue tan siniestro como la gente dice. Me parece muy lúcido, una persona con una capacidad de percepción superior a la de los demás.

-¿Además de esas personalidades hay gente anónima que le inspira?

-Mucha y te diría que prefiero los personajes anónimos. A la hora de escribir novelas policíacas he aprendido más de guardias civiles que no conoce nadie que de algunos ilustres personajes.

Personajes de ficción

-¿Bevilacqua y la cabo Chamorro tienen un calco en la vida real?

-Ellos en particular no. Son personajes ficticios a partir de una reflexión general de que la Guardia Civil ya no es lo que era. En la de antes no podría haber un Bevilacqua ni una Chamorro porque no responden al perfil tradicional. Pero sí me han ayudado mucho los guardias civiles que he ido conociendo en estos años para entender su forma de vida.

-¿Quedan más aventuras de ellos?

-Supongo que sí.

-¿Prepara alguna?

-Preparo una novela que no tiene nada que ver con ellos y que espero terminar pronto.

-¿Y va de...?

-Pues es inusual dentro de lo que yo he hecho hasta ahora. Fundamentalmente hay dos personajes y habla de las nuevas formas de relación entre las personas que ha planteado la revolución digital y tecnológica, que están cambiando la psicología de la persona.

-¿Se conocen por internet?

-Sí, no se conocen físicamente. internet permite que personas muy dispares no sólo se conozcan sino que lleguen a tener un grado de comunicación más intenso que el que se puede tener con personas que conoces físicamente.

-Volviendo a Bevilacqua y Chamorro, ¿se los imaginaba como aparecieron en la gran pantalla?

-Mi idea física de ellos es diferente, pero no me molesta. Es una película y la directora tiene que buscar a actores con los que se entienda.

-Ya se han adaptado dos obras suyas al cine ¿habrán más?

-Hay dos proyectos, pero prefiero no hablar de ellos porque ya he visto varios irse a pique. Hay un proyecto para hacer una versión de El nombre de los nuestros, una de esas historias que el cine español no ha contado nunca. Y hay otro proyecto para hacer una serie de sobre Bevilacqua.