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Editores por vocación

Dos gaditanos han puesto en marcha una pequeña editorial en el tiempo libre que les deja el trabajo

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Mientras haya alguien dispuesto a pelear para dar textos a la estampa de la imprenta, hay esperanza. La palabra escrita está tan viva que los gaditanos Isabel Bernal y José Manuel García se roban tiempo para dedicárselo a dar vida a una pequeña editorial, Dum Spiro -del aforismo latino dum spiro spero, mientras respiro espero (y hay esperanza)-. Una empresa de este tipo puede nacer alrededor de una mesa de caoba tras sesudos informes de viabilidad económica realizados por ambiciosos ejecutivos. Ésta, sin embargo, nació en la de un restaurante gaditano mientras los incipientes emprendedores disfrutaban de unos garbanzos con langostinos. Isabel es profesora de literatura en la Universidad de Sevilla; José Manuel, abogado. Ambos son unos desenfrenados lectores. Cada uno tiene su propio trabajo. La vocación les pudo y se embarcaron en un proyecto largamente acariciado por Isabel, publicar libros.

La editorial dio sus primeras bocanadas de aire en octubre de 2007. Un mes más tarde ya habían lanzado a las librerías su primer título, un poemario de la autora sevillana Rosario Pérez Cabaña, que ya ha vendido 800 volúmenes. A primeros de 2008, llevaron a los estantes una novela de Fernando González Nohra. La tirada de cada una de ellas fue de mil ejemplares. La filosofía de la empresa es darle al lector obras de calidad literaria en ediciones cuidadas hasta el último detalle. Tienen un tercer título en preparación, la segunda novela de Daniel Ruiz, que saldrá a la venta en octubre y sobre la que Isabel asegura que «será un bombazo».

No tienen un centro de trabajo propio, todo lo hacen desde sus casas, colgados del teléfono constantemente durante el tiempo libre que les deja la profesión que les da sustento. La aventura editorial aún no da beneficios, pero Isabel concede que «aunque no da ni para ir a tomar una copa, al menos da lo suficiente para mantener con vida el proyecto», que nació con un capital de tan sólo 6.000 euros que los dos socios fundadores aportaron a medias.

Satisfacciones

Distribuyen su catálogo en Andalucía y Extremadura y han conseguido penetrar en librerías de Valencia y Madrid. Éstas no aceptan que sea el propio editor quien les ofrezca el producto y sólo ponen a la venta lo que les llega a través de distribuidores, que se llevan la mitad de los ingresos que producen las ventas. Han tenido momentos de dificultades, pero consideran que no ha habido momentos malos y que esta nueva actividad les depara muchas más satisfacciones que malos ratos. Son conscientes de que dar vida a una pequeña empresa exige mucho empeño y no menos paciencia. «No pensamos rendirnos sin haber conseguido sobrevivir al menos durante cinco años», sentencia Isabel.

jlopez@lavozdigital.es