El ex primer ministro francés, Dominique de Villepin, junto a Ingrid Betancourt y su madre, Yolanda Pulecio, durante la comida en París. / AFP
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«Vi al lobo, pero también al ángel»

Ingrid Betancourt, que escribirá una obra de teatro sobre su cautiverio, volverá a su país natal, tras recibir la Legión de Honor, la más alta condecoración francesa

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Ingrid Betancourt se siente a gusto en Francia a la vez que agradecida, como lo ha dejado patente desde que bajó del helicóptero que puso punto final a más de seis años de cautiverio. Pero, a pesar de todo lo sufrido, ella se siente profundamente colombiana. Por eso, ayer, en una entrevista que publicaba el diario galo 'Le Journal du Dimanche' dejó claro que regresará a territorio colombiano «dentro de unos días».

Lo que nadie se esperaba es que hiciera una revelación: piensa escribir una obra teatral sobre su trágica experiencia en manos de las FARC. «Sí, escribiré una obra de teatro. Aunque no tengo la pretensión de ser muy prolífica en literatura, quiero dejar un testimonio de lo que he vivido para que la gente comprenda que todos podemos ser ángeles o demonios para los demás», «Cada uno de nosotros en su interior puede ser extraordinariamente bueno y extraordinariamente malo» y «todos podemos caer en ese horror de ser lobos para el otro», añadió.

Durante su cautiverio, según relató, sobre todo vio al «lobo», aunque «también vi al ángel de vez en cuando», algo que era «muy desconcertante», indicó Betancourt.

La ex rehén volvió a mostrar su agradecimiento por Francia, que la acogió y tanto hizo por su vuelta a la civilización, pero sin olvidar su patria. «Regresaré a Colombia en unos días, aunque antes quiero recorrer el territorio francés» y estar con sus hijos, para así recuperar el tiempo perdido. Betancourt reiteró su «alegría total» por los resultados de los exámenes médicos que le fueron realizados el sábado en el hospital militar de Val-de-Grâce de París, que despejaron sus temores de padecer un cáncer, aunque agregó que deberá someterse a nuevas pruebas para saber si sigue teniendo el virus de la hepatitis. Los médicos «han concluido que el cuerpo resiste de manera extraordinaria a muchas cosas», añadió.

A la ex aspirante presidencial, como es lógico, aún le cuesta adaptarse a la vida cotidiana. En este sentido, relató que cuando tomaba una ducha en el hotel el viernes, su hijo Lorenzo apagó la luz porque pensaba que no había nadie en el cuarto de baño y al verse en la oscuridad le entró «pánico». «Perdí durante el espacio de medio segundo la noción de dónde estaba y me dije como en una pesadilla: «son las FARC, vienen a llevarme...», comentó, ahora aliviada.

Encuentro entrañable

Ayer, Ingrid Betancourt y su familia mantuvieron un encuentro entrañable. Almorzaron con el ex primer ministro francés Dominique de Villepin, quien fue su profesor de Ciencias Políticas, y con el que mantuvo una estrecha relación. De esta forma, se juntaron en un restaurante parisino, la ex rehén, su madre, Yolanda Pulecio, su hermana Astrid y sus hijos Melanie y Lorenzo, invitados por el que fuera jefe del Gobierno galo.

Nada más ser rescatada, Betancourt no perdió la ocasión de dar las gracias a su «amigo» Villepin por los esfuerzos que hizo para su liberación, dejando patente la relación tan entrañable que les unió y aún les une. No obstante, es curioso que el que también fuera ministro de Exteriores no asistiera a ninguno de los actos organizados para dar la bienvenida a la ex cautiva de las FARC en París.

La franco-colombiana, una mujer profundamente creyente que dio las gracias a Dios y a la virgen de Guadalupe por el fin de su calvario, acudió después del almuerzo con su familia a la iglesia del Sacré Coeur de Montmartre. Lo que todavía no ha decidido es si aceptará la invitación del presidente, Nicolas Sarkozy, para asistir al desfile de la fiesta nacional gala del 14 de julio. Todo dependerá de cómo se encuentre y de su regreso a Colombia.

El jefe del Elíseo ha dicho que incluirá a Betancourt en la lista de personas que recibirán la medalla de la Legión de Honor, una de las más altas distinciones francesas.