INDICIOS. Los agentes investigan el lugar de los hechos. / ANTONIO VÁZQUEZ
Ciudadanos

Dos hombres matan con escopetas a una joven y dejan otros cuatro heridos en Puerto Real

La Policía tiene abierta varias hipótesis y ha incluido en las investigaciones al equipo de Estupefacientes para indagar en un posible ajuste de cuenta por un asunto de drogas

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Dos jóvenes armados con escopetas de caza arrebataron a disparos la tranquilidad en la zona rural de El Marquesado, en Puerto Real, durante la madrugada de ayer. Por delante se llevaron la vida de una joven de 19 años, Tamara Leyton Aguera, y dejaron también heridas a otras cuatro personas, tres de ellas familiares directos de la difunta. La Policía comunicó desde primera hora que está indagando en todas las hipótesis posibles, las cuales van desde un crimen al azar, el móvil del robo o un ajuste de cuentas.

Sin embargo, este periódico supo que en la investigación, además de agentes de la UDEV (Unidad de Delincuencia Especializada y Violenta) de El Puerto, también está trabajando el equipo de Estupefacientes de la misma comisaría, un detalle que evidencia que podría tratarse de un asunto vinculado a las drogas. Desde la propia familia de la víctima se reiteró ayer que los asesinos debían ser los mismos ladrones que han protagonizado ya varios asaltos a viviendas ubicadas en un diseminado apartado de los núcleos de población, pero hay aspectos en la forma de proceder de los autores que hacen dudar a los investigadores de que ésta sea la verdadera razón: por ejemplo, que descargaran más de veinte cartuchos de escopeta sobre los moradores de una vivienda y que no trataran de llevarse nada.

La larga noche que vivieron los vecinos de El Marquesado comenzó a la una y media de la madrugada. A esa hora, Manuel S. G., de 43 años, pedía auxilio a los servicios sanitarios y a la Policía. Acababa de recibir varios impactos en una pierna y el tórax. El herido llamaba desde su casa, donde se había refugiado después de ser atacado por unos desconocidos, dijo a los agentes.

Este hombre vive en una finca situada en un carril de tierra, de nombre Colibrí, y a varios kilómetros de distancia de la vivienda donde posteriormente fue tiroteada Tamara y su familia. Manuel, o Manolo como le llaman sus allegados, vive solo, es soltero y abandonó el Ejército hace unos años. Según relató, a la una de la madrugada estaba conectado a Internet cuando escuchó un ruido que provenía de la casa anexa a la suya. Esta persona se construyó dos casas, separadas por un muro y una puerta metálica; la que está más cercana al carril está vacía en estos momentos. Como pudo comprobar la Policía, los autores de los disparos rompieron el cristal de una ventana y fue eso lo que oyó la primera víctima, que salió a ver lo que pasaba. Nada más salir, comenzaron a disparar contra él. Los perdigones de los cartuchos le alcanzaron la femoral, el tórax y le rozaron la cara. A duras penas pudo entrar de nuevo a su casa, cerrar la puerta blindada de la entrada y alertar a la Policía.

23 cartuchos

Los agentes de la Policía Científica rastrearon la vivienda y comprobaron que los supuestos ladrones se habían marchado sin forzar nada, tan sólo habían fracturado un cristal. Mientras este vecino era trasladado al hospital, otra vivienda de El Marquesado era escenario del segundo tiroteo.

Dos jóvenes que viajaban en un vehículo oscuro se adentraron en una finca apartada del carril Zurraque. Los dueños de la casa dormían, salvo una de sus hijas, Tamara, que escuchó a los perros ladrar y un coche que se aproximaba. Al salir para comprobar quién venía, dos individuos le dispararon a muy corta distancia. Los perdigones impactaron en su cabeza, provocándole la muerte en el acto. Las detonaciones despertaron al resto y conforme se aproximaban a la puerta y salían, eran disparados. La madre de Tamara, que acudió al rescate de su hija que estaba tumbada en el suelo, fue herida en el abdomen. Su esposo, que fue el único que salió ileso, pudo arrastrarla hasta introducirla de nuevo en la vivienda. Las otras dos víctimas son un hermano de Tamara, de 25 años y un sobrino, de 14.

Los dos individuos, tras descargar 23 cartuchos, se dieron a la fuga en un turismo de color oscuro. Todos los heridos, salvo el menor que presentaba lesiones leves, fueron trasladados en ambulancia al hospital de Puerto Real. El adolescente acudió a ese mismo centro hospitalario, pero por su propio pie, confirmaron fuentes del SAS. Tanto la madre como su hijo mayor tuvieron que ser intervenidos. Rafael Leyton presentaba una perforación intestinal y su madre diversas heridas abiertas en el abdomen. Ambos superaron con éxito las operaciones y se mantenían estables al cierre de esta edición. El menor de todos sólo necesitó algunas curas y al poco tiempo recibió el alta.

El arma y una deuda

El cuerpo de Tamara fue llevado al Instituto Anatómico, donde le harán la autopsia hoy, por lo que se prevé que sea enterrada mañana. La joven tenía un bebé de dos meses y su pareja, un vecino de Puerto Real, no estaba con ella cuando se produjo el tiroteo.

La Policía inició una batida por la zona para recabar pistas que den con el paradero de unos individuos de los que sólo saben, a partir del testimonio de testigos, que son de aspecto joven y que conducían un coche oscuro. Fuentes familiares confirmaron a este medio que habían abandonado el vehículo en la zona del Meadero, donde lo encontraron los agentes junto a una escopeta repetidora que se utilizó en los tiroteos. Las mismas fuentes señalaron que tanto el coche como el arma habían sido robados. Al parecer, un hermano de la víctima, que regresó a su casa cuando ya había pasado todo, prestó declaración ayer en Comisaría y allí pudieron enseñarle la fotografía de la citada arma. Sin embargo, estos detalles no fueron confirmados ni por la Policía ni por la Subdelegación del Gobierno. El juzgado de Instrucción de Puerto Real ha decretado el secreto de sumario.

Al cierre de esta edición, fuentes policiales revelaron que algunos de los heridos tienen antecedentes y que cobra fuerza que detrás de los tiroteos hay una posible deuda económica.

stubio@lavozdigital.es