Economia

Zapatero admite un estancamiento de la economía, pero niega que se entre en recesión

La oposición reprocha al presidente la ausencia de medidas ambiciosas, mientras es acusado por Rajoy de «engañar a la gente» El jefe del Gobierno insiste en que habrá una recuperación

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La economía española está estancada o cerca de parar su crecimiento, pero no será por mucho tiempo y, en cualquier caso, no entrará en una etapa de «recesión», es decir, más de dos trimestres con avances negativos en el producto interior bruto (PIB). Este es el diagnóstico básico que el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, realizó ayer durante el último pleno del Congreso de los Diputados antes de las vacaciones estivales de los parlamentarios, y que se dedicó con carácter monográfico a debatir sobre el frenazo de la actividad, un «período de serias dificultades» a su entender y, sin embargo, una «crisis a todas luces» para una oposición que le reprochó la ausencia de medidas nuevas y ambiciosas para afrontarla, y también que «no llame a las cosas por su nombre».

Y es que este debate postrero no aportó nada nuevo al análisis de fondo sobre la marcha cuesta abajo de la economía. Rodríguez Zapatero desgranó durante una hora el medio centenar de medidas implementadas por su gabinete desde finales de abril ante la «fuerte desaceleración» del PIB, pero sin anunciar ni siquiera sugerir algo distinto a lo ya conocido. Entre los pocos datos inéditos de su intervención estuvo la información de que este mes se agilizarán los trámites para reformar las leyes de enjuiciamiento civil y arrendamientos urbanos, al objeto de dotar de mayores garantías a los propietarios y reactivar el mercado de alquiler de vivienda. Sin embargo, hasta este cambio ya fue anunciado en otoño pasado por la entonces ministra del ramo, Carmé Chacón, sin que desde entonces se produjeran avances significativos en la materia.

El crudo, más caro

La otra información 'desconocida' hasta ahora que proporcionó el presidente fue la actualización de la factura que tendrá para España el encarecimiento del crudo, y que en el último año asciende a 19.000 millones de euros, 3.000 más de lo que dijo el ministro de Industria en el mismo foro hace apenas un mes debido a que el barril de crudo cuesta ya el doble, es decir, 70 dólares más que en junio de 2007.

Por este motivo, Rodríguez Zapatero reiteró su apuesta por el ahorro energético para «ni hipotecar con más cargas a las próximas generaciones», al tiempo que anunció un nuevo plan de apoyo a las políticas de investigación, desarrollo e innovación (I+D+i) para el periodo 2009-2011. En la misma línea, aseveró que el gasto social (pensiones, prestaciones por desempleo) y productivo (educación y formación profesional) se mantendrá, e incluso aumentará algo, en los Presupuestos del Estado para 2009 pese a admitir que los ingresos públicos irán a menos. La clave, según dijo parafraseando a su vicepresidente económico, Pedro Solbes, radica en combinar la apuesta por esas políticas con introducir una «austeridad mayor» en el resto de áreas. Y es que, con independencia de debates lingüísticos entre él y la oposición -el líder del PP, Mariano Rajoy, utilizó 15 veces el término 'crisis' mientras el jefe del Ejecutivo sólo lo hizo una vez y para referirse al sector inmobiliario-, Rodríguez Zapatero reconoció un «claro empeoramiento» de la situación dentro de «una coyuntura económica adversa», e incluso «un mayor debilitamiento» en los próximos meses. Eso sí, insistió en que estas dificultades se deben «en buena medida» a factores que «no están bajo control» del Ejecutivo, sobre todo la subida de los precios de las materias primas y la crisis de liquidez financiera internacional.

Sin freno

En este contexto, advirtió que «ningún Gobierno puede poner freno» al mayor coste de los carburantes ni tampoco a sus impuestos (que aquí vienen marcados por la UE), y menos aún reducir los tipos de interés, pero «si podemos generar más renta en las familias», y en este ámbito situó la devolución (vía IRPF) a 16,5 millones de contribuyentes de unos 400 euros de media, cuyos primeros efectos se habrán notado ya en las nominas de junio y que, según declaró, «algo ayuda», pese a que Rajoy la tachó como «la medida más antidemocrática que he visto en mi vida» porque beneficia a quien más gana. Y es que dejó claro que, mientras el ahorro presupuestario pasado dé margen, seguirá usando la política fiscal para «estabilizar la economía».

«Los datos de la economía española e internacional son elocuentes, pero quiero decir a los ciudadanos que nos recuperaremos».