FOTO: Miguel Gómez
MÁS FÚTBOL

Cádiz se viste de rojo para celebrar el éxito

Los aficionados poblaron las calles con banderas y vítores y desataron la euforia hasta la madrugada El gol de Torres trajo una explosión de alegría colectiva

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Explosión de felicidad. Cádiz enrojeció, pero no de ira, ni de vergüenza. Se puso colorada de tanto aguantar y sufrir, y de tanto gritar y saltar. Las calles de todas las localidades de la provincia parecían desiertas, ni un alma vagaba por aquellos rincones de Cádiz que no tenían un bar o una cantina. El Puerto, San Fernando, Puerto Real, Chiclana, Rota... Los autobuses iban y venían solitarios, y sólo el transistor hablaba con el chofer y le contaba las maravillas que llegaban de Viena.

Fueron dos horas de alegría contenida. Muchos se arremoliban alrededor de las pantallas gigantes de los pubs. Con sus banderas y bufandas, animaban a sus héroes que sentían el aliento pese a estar a miles de kilómetros de distancia. El gol de Torres provocó el primer desborde, pero los gigantones alemanes metían el miedo en el cuerpo.

El colegiado silbó tres veces y ya no hubo lugar para la cordura. La furia explotó en los corazones de los gaditanos y todos salieron a la calle, haciendo gala de una ilusión común, para celebrar el histórico logro de la selección. En escasos minutos el entorno de Puertas de Tierra se llenó de centenares de familias y grupos de amigos que, con sus cánticos y gritos, se encargaron de rubricar la euforia de toda una nación. Como era de esperar, los conductores también participaron con sus cláxones en poner la banda sonora a este éxito. Las fuentes públicas tampoco se libraron de los tópicos que definen a este tipo de celebraciones y lucieron en todo momento repletas de improvisados bañistas.

Como no podía ser menos, los seguidores del Cádiz hicieron suyo el triunfo y adaptaron el espíritu de la marea roja sus himnos y lemas. La gran acogida de la fiesta callejera obligó a la Policía Local a cortar la avenida a la altura de la Subdelegación del Gobierno y desviar el tráfico hacia el paseo. La celebración se extendió hasta altas horas de la madrugada, hasta que las fuerzas de los ilusionados hinchas aguantaron.