DIÁLOGO. Sebastián, Bárcenas (Cepyme), Solbes, Méndez (UGT), Zapatero, Díaz Ferrán (CEOE), Corbacho, Fidalgo (CC OO), y Aído. / EFE
Economia

Zapatero promete a los agentes sociales no aprobar ninguna iniciativa sin consenso

Mantiene que los próximos presupuestos serán austeros y defiende la «buena salud» del sistema de pensiones La primera reunión con sindicatos y patronal, sin acuerdo

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No habrá ninguna iniciativa que afecte a los intereses de los trabajadores y de los empresarios sin el consenso previo con las patronales y con los sindicatos, según resaltó ayer el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, después de «la primera gran reunión» de diálogo social celebrada en el Palacio de La Moncloa. A la cita acudieron los máximos responsables de CEOE, CEPYME, CC OO y UGT, Gerardo Díaz Ferrán, Jesús Bárcenas, José María Fidalgo y Cándido Méndez.

La idea del Ejecutivo de salir del encuentro con una declaración firmada por todos no prosperó. Sí se comprometieron los cuatro interlocutores a aprobar antes del 31 de julio un documento con los temas a abordar y los objetivos concretos a alcanzar. Zapatero aprovechó la ocasión para confirmar que los presupuestos de 2009 serán «austeros» y que el sistema público de pensiones goza de «buena salud», lo que no significa que esté cerrado a nuevas reformas.

Tras el presidente del Gobierno, hablaron los restantes protagonistas de la reunión y cada uno con prudencia, pero con claridad, esbozaron cuáles son sus intereses en el proceso de diálogo social iniciado. Díaz Ferrán apostó por «fórmulas inteligentes» de contratación para que el mercado de trabajo sea más estable y transmita confianza a los empresarios. Bárcenas hizo hincapié en lo importante que es para España abonar el terreno de las pequeñas y medianas empresas, mientras que Fidalgo aseguró que los sindicatos se opondrán a que los trabajadores se conviertan en «los paganos de la crisis» y Méndez demandó garantías de que en el futuro inmediato el desempleo cubrirá sin problemas a los parados.

Temario amplio

Zapatero, por su parte, se autoproclamó «coordinador e impulsor» del proceso emprendido y resaltó «la voluntad firme» del Gobierno de construir «un diálogo social reforzado», en el que abordar los aspectos económicos, sociales y laborales necesarios para conseguir, entre otras cuestiones, un desarrollo sólido, servicios públicos de empleo eficaces, mantenimiento de la calidad del sistema de Seguridad Social, una adecuada formación profesional, y ayudas para que las empresas prosigan su tarea de competir e innovar. Señaló que, en esta ocasión, el temario será muy amplio.

Prueba de ello, es que a la reunión también asistieron el vicepresidente, Pedro Solbes, y los ministros de Trabajo e Inmigración, Celestino Corbacho; de Industria, Turismo y Comercio, Miguel Sebastián; e Igualdad, Bibiana Aído. Precisamente, el presidente del Gobierno informó que Solbes trasladará «cuanto antes» a sindicatos y patronales los márgenes presupuestarios disponibles para 2009.

Conscientes de que la primera crisis de la España del euro marcará el diálogo, todos aludieron al declive económico, pero con distintos términos. El jefe del Ejecutivo subrayó que actos y compromisos como los de ayer devuelven la confianza a los españoles. A su juicio, Gobierno, empresarios y sindicatos han dado «un buen ejemplo de cómo vamos a superar las dificultades, que las tenemos y que son importantes, y cómo vamos a recuperar la senda del crecimiento».

Época de riesgo

Díaz Ferrán prefirió hablar de «momentos delicados, muy serios y complicados»; Bárcenas, de bache; Méndez, de una época «de riesgo que entre todos debemos convertir en una oportunidad para que nuestra economía sea menos vulnerable»; y Fidalgo, lanzar un mensaje optimista «más allá del nombre que se dé a la situación» porque «saldremos también de ésta».

Los cinco interlocutores coincidieron también en que la reunión había sido fructífera. No obstante, la intención del Ejecutivo de conseguir firmar una especie de declaración, remitida a los agentes sociales el pasado lunes, no prosperó. Tanto los presidentes de las patronales como los secretarios generales de CC OO y de UGT defendieron que cualquier escrito a rubricar por todos tiene que estar redactado lógicamente por el Gobierno y los responsables de las cuatro organizaciones.