Obama parece tender una mano a Hillary durante un debate celebrado en Cleveland (Ohio) el 26 de febrero. / AP
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Acercamiento forzoso en Washington

Obama y Clinton mantuvieron un breve encuentro para escenificar la unidad demócrata

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No por esperada la reunión había restado un ápice de expectación. Todo eran especulaciones y rumores que se apoderaban de los mentideros políticos de Estados Unidos. Y todo porque desde que Barack Obama consiguiera el pasado martes los 2.118 delegados necesarios para asegurarse la nominación demócrata a la Casa Blanca, su contacto con Hillary Clinton se había reducido a un par de conversaciones con su buzón de voz. Sin embargo, el jueves por la noche, el senador por Illinois retrasó su salida de Washington para hacer una parada en la casa de la senadora Dianne Feinstein, donde la derrotada ex primera dama, acompañada por los máximos responsables de su campaña, esperaba en son de paz.

Según ha explicado Feinstein, los dos llegaron en torno a las nueve de la noche (seis horas más en España) y ella los acomodó en dos sillas, frente a frente, en una sala. Les sirvió sólo agua y les dejó solos. No les acompañaba nadie más: ni asesores, ni esposos. Sus escoltas del servicio secreto se habían apostado fuera de la vivienda.

El discreto encuentro no tardó demasiado en irrumpir en la escena pública mientras se alimentaba el sueño de una posible alianza que incluya a la senadora por Nueva York como vicepresidenta. Pero todo quedó en nada. El globo se deshinchó nada más echar a volar ya que el director de comunicaciones del candidato afroamericano, Robert Gibbs, se encargó fervientemente de dejar claro a la CNN que «el tema principal» de la reunión era la unidad del Partido Demócrata.

Comunicado conjunto

La emisión de un comunicado conjunto, firmado por ambos políticos, terminó de dar al traste con un posible hermanamiento inmediato. «La senadora Clinton y el senador Obama se reunieron esta noche (por el jueves) y mantuvieron una conversación muy interesante sobre el trabajo que queda por delante para ganar en noviembre», rezaba la nota mientras Gibbs explicaba que la candidatura a la vicepresidencia es un asunto «muy importante» donde debe imperar la discreción. En tono de humor, el director de comunicación del senador de Illinois afirmó que Obama tomará su decisión «entre mañana y la convención» demócrata que tendrá lugar en agosto en Denver, capital de Colorado.

Por su parte, los más estrechos colaboradores de Hillary Clinton se preparaban para el evento que se celebrará hoy en Washington y en el que la senadora formalizará su abandono de la campaña y tenderá un puente a su contrincante. Sorprendentemente, la ex primera dama quiso acabar de un plumazo con las especulaciones que se refieren a la presión que viene ejerciendo para convertirse a la fuerza en el brazo derecho del senador de cara a la presidencia. «La senadora Clinton no busca la vicepresidencia y nadie está autorizado a hablar por ella sobre este tema. La elección pertenece al senador Obama», confirmaba con rotundidad un comunicado difundido por el director de comunicaciones de Clinton, Howard Wolfson.

Previamente, la senadora difundió un correo electrónico entre sus seguidores en el que afirmaba que «siempre dije durante la campaña que apoyaría enérgicamente al senador Obama si se convertía en el candidato del Partido Demócrata y prometo cumplir con ello». La derrotada aspirante añadió que «mis diferencias con el senador Obama son pequeñas comparadas con las que tengo con el senador McCain», candidato republicano a la Casa Blanca.

Pese a la rotundidad de estas afirmaciones, ayer el senador demócrata por Nueva York Chuck Schumer declaró a la cadena ABC que Hillary aceptaría ser la 'número dos' si se lo propusieran. Un día antes, durante una entrevista con la CNN, Obama reconoció que el nombre de Clinton estaría en la «lista de favoritos» a vicepresidente de cualquier candidato, pero dejó claro que «la búsqueda de un vicepresidente es la decisión más importante que tendré que tomar antes de ser presidente».