ACTOR. José Corbacho se pasa al drama sin abandonar su pose histriónica . / LA VOZ
JOSÉ CORBACHO DIRECTOR

«Mi humor puede herir»

El orgullo de Hospitalet se pone serio para hablar del acoso escolar en su segunda película

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Pese a su apretada agenda como director, actor y guionista de teatro, cine o televisión, el 'enfant terrible' de los Goya cree que cantaría mucho si su paisano, el ministro Celestino Corbacho, le diera la Medalla al Trabajo. Lo dice un minuto antes de hablar de su próxima serie de televisión y dos después de presentar Cobardes, una película sobre el acoso escolar rodada junto a su inseparable Juan Cruz en un instituto de Hospitalet, donde un grupo de chavales persigue y apalea a un compañero por diversión. Coge el teléfono desde un colegio de Ciudad Real, donde come palomitas mientras espera el veredicto de 500 chavales que abarrotan la sala de proyecciones.

-¿Le importa más la opinión de los niños que la de los críticos?

-A nivel humano sí, porque son críos de 14 y 15 años y en Cobardes ellos son los protagonistas. Lógicamente, nos encanta que en Málaga nos hayan dado el Premio de la Crítica. Pero los críticos son espectadores y ni cuando hablan mal de uno es tan malo, ni cuando hablan tan bien es tan bueno.

-De Paz Padilla se habla muy bien

-La clave ha sido verla como actriz y no como humorista. Nos ha hecho redescubrir el personaje. Hace un papel lleno de contención, cuando ella, como cómica, suele hacer gala de expresividad. Nos ha sorprendido a todos y yo creo que se va a llevar unos cuantos premios.

-¿El mundo está lleno de abusones?

-Totalmente. Las relaciones de poder entre el ser humano existen desde que el ser humano está en la tierra. Hay abusos en todos los estamentos.

-¿A usted le pasó algo así en su infancia?

-No. Pero es algo que ha pasado toda la vida: en el colegio, en la mili y en el trabajo. Cambia la sociedad. Lo que antes era una colleja o un insulto se quedaba en la intimidad de las aulas y ahora hay otras formas que hacen que el grado de humillación se multiplique. No es lo mismo darle una colleja a uno que dársela, grabarla en un móvil y distribuirla por ahí.

-¿Y usted no abusa un poco con sus imitaciones?

-Sí, sí, es cierto. Una línea muy fina separa a los abusones de los abusados. Mi humor puede ser también muy hiriente. Yo siempre lo he entendido con un punto de mala leche. Es normal que a un parodiado le siente algo mal. Hay que intentar reírse de todo. Pero es evidente que cuando te dedicas a la parodia

-Isabel Coixet confesó que había dado en el clavo con su imitación.

-La capacidad de reírse de uno mismo es muy importante. Además, no somos tan inconscientes. Yo le dije el día anterior lo que íbamos a hacer. Me gusta la improvisación aparente, pero no real.

-Pues Belén Esteban, de la que dijo que no había estado guapa en su vida, se debe de sentir como si le hubiera hecho 'bullying'.

-Claro. Y Belén Rueda. Pero ya sabemos a lo que estamos jugando. Si me piden que presente la gala de los Goya no voy a hacer de José Sacristán ni de Antonio Resines, con todos los respetos. Ya saben que voy a ponerme un traje extravagante y a decir alguna barbaridad

-¿Cómo va vestido hoy?

-No llevo un traje dorado, ¿eh? Voy con un vaquero y una chaqueta de chándal. Como suelo ir. Me gustan los colores porque marcan un estado de ánimo, pero sin llamar la atención.

-¿Le van a poner una calle en Hospitalet?

-Ja, ja. No lo creo. De momento, Juan Cruz y yo ya somos hijos predilectos, como Nuria Espert o Ferrán Adriá. Además, ya no soy el único Corbacho famoso de Hospitalet. Ahora está el ministro.

-Ya es casualidad...

-¿No tenemos nada que ver! Su familia, como la mía, viene de Extremadura, donde Corbacho es un apellido bastante común. Pero, al haber rodado Tapas y Cobardes en Hospitalet, nos conocemos; es más, tenemos una excelente relación. Es un tipo muy decente y me alegré cuando le nombraron ministro, pero, vamos, que nadie me llame enchufado. Hombre, si aún le hubieran nombrado ministro de Cultura podrían decirme algo, ¿no? Pero es ministro de Trabajo y a mí no me dice nada. ¿Cantaría que me dieran la Medalla al Trabajo, ja, ja...!