El candidato Walter Veltroni deposita su voto en un colegio electoral de Roma. /EFE
elecciones legislativas y provinciales

Los italianos muestran su descontento con la clase política con un descenso en la participación electoral

Más de 47 millones de votantes están convocados a elegir el futuro Gobierno del país que se disputan Silvio Berlusconi y Walter Veltroni

ROMA Actualizado: Guardar
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La primera jornada de los comicios generales que se celebran hoy y mañana en Italia ha estado marcada por una menor afluencia a las urnas que en 2006 y algunas demostraciones de descontento ante la actual clase política, las cuales se han escenificado con la imagen de personas rompiendo sus papeletas electorales.

Un 62,54% de los electores habían votado a las 22.00 horas (20.00 GMT) al cierre de los colegios electorales para los comicios generales que se celebran hoy y mañana en Italia, lo que supone un descenso respeto al 66,53 a la anterior cita de 2006. El descenso de la participación ha ido aumentando a lo largo del día dado que la diferencia en los primeros datos de las 10.00horas era de dos puntos respecto a los comicios anteriores.

Los analistas ya habían advertido de esta posible bajada de la participación, debido al casi 30% de indecisos que se estimaba entre las personas con derecho a voto, lo que podía traducirse en su mayoría en abstenciones. Renato Mannheimer, profesor universitario y uno de los más prestigiosos analistas políticos, había vaticinado que sería el "gran día de los indecisos" y que muchos de ellos se acabarían absteniendo.

Según Mannheimer, de éstos, el 60% son personas que no se interesan por la política y que, pase lo que pase, no irán a votar, mientras un 25% sí tiene una orientación entre derecha e izquierda y un 5% decide el mismo día de las elecciones. Luego está la categoría de los "enfurecidos", personas "literalmente disgustadas con la política y sus protagonistas", añadió el analista.

Incidentes aislados

Durante la jornada electoral sehan registrado algunos casos de votantes "enfurecidos", que han acudido a su colegio electoral y allí han destruído la papeleta para protestar de esta forma contra la actual clase política. En Sorrento, en el sur de Italia, un ciudadano, tras pedir la papeleta, la troceó y se la comió, al tiempo que explicaba que se trataba de un gesto "contra una política que da asco y que está envenenada". Estos "gestos" han sido objeto de denuncia, ya que son considerados un delito, para el que se prevé una condena de hasta un año y seis meses de cárcel.

Por otra parte, una decena de miembros de la lista cívica "Amigos de Beppe Grillo" han devuelto el carné electoral, documento que hay que presentar para votar, a la sede de la delegación del Gobierno en Génova (norte de Italia). De esta manera, querían dar testimonio de que "muchos de quienes no van a votar no lo hacen por vagancia, sino por que la ley electoral es inconstitucional y las listas están llenas de candidatos con condenas". El conocido cómico Beppe Grillo, protagonista de una campaña contra los privilegios de la clase política, había instado a los italianos a no votar en señal de protesta.

Por lo demás, los comicios se desarrollan con total tranquilidad y los candidatos han respetado escrupulosamente el silencio electoral, evitando hacer cualquier declaración.

El sistema electoral, cuestionado

Los italianos pueden elegir entre 32 listas, de las que quince presentan un candidato a la jefatura del Gobierno, pero sólo dos, las del progresista Partido Demócrata de Walter Veltroni y del conservador Pueblo de la Libertad de Silvio Berlusconi, se disputan la victoria en estos comicios.

Berlusconi, a quien los últimos sondeos que pudieron publicarse, con datos de hace quince días, dan como vencedor por una diferencia de 5 a 8 puntos, ha llegado solo a su colegio electoral en Milán (norte de Italia). Veltroni ha votado en Roma acompañado de su mujer, Flavia, y de sus hijas Martina y Vittoria, que aún no puede votar al faltarle unos meses para cumplir los 18 años.

En la cita de estos dos días también se renovarán las administraciones de 8 provincias, 450 municipios y 2 regiones. La caída del gobierno de Romano Prodi después de 22 meses obligó a convocar elecciones anticipadas y para recortar gastos se prefirió hacerlas coincidir con los comicios administrativos que tocaba celebrar en buena parte de Italia.

Los italianos vuelven a las urnas con un criticado sistema electoral de carácter proporcional pero con un complejo sistema de premios de mayoría, que amenaza con repetir los resultados y la inestabilidad del Gobierno anterior.

Según los sondeos y ley en mano, gane quien gane será fuerte en la Cámara de los Diputados, pero débil en el Senado. Este sistema electoral, aprobado por el Gobierno de Berlusconi meses antes de las elecciones de 2006, prevé listas cerradas y garantiza al ganador la mayoría absoluta en la Cámara de los Diputados. Pero en la Cámara Alta, el premio se otorga según los resultados regionales por lo que, aunque se consigan menos votos en total, se puede contar con un mayor número de senadores.