La cicatriz de Marilyn

Unas semanas antes de su muerte, Marilyn Monroe se sometió a una intensa sesión fotográfica. Duró más de doce horas y tuvo como escenario una suite del hotel Bel-Air de Los Ángeles. El privilegio de retratarla lo ganó Bert Stern, un maestro de la imagen que tenía ese día la misión de elaborar un amplio reportaje para la revista Vogue. Disparó sobre la leyenda rubia 2.571 veces y, entre carrete y carrete, logró convencerla para que se desnudara.

-«Me gustaría captarla en estado puro, desnuda, sin maquillaje, sólo con un toque de rojo en los labios».

-«Entiendo; se trata de un trabajo creativo, ¿no es eso?», contestó irónica la tentación.

-«Eso es».

La actriz se desnudó y dejó al descubierto el costurón que descubrió al ser humano oculto bajo el glamour de Hollywood. Stern siguió inmortalizándola con un fogonazo de magnesio tras otro. Como si nada.

-«¿Y mi cicatriz?»

-«No sabía que tuviera una ciccatriz. ¿Cómo se la hizo?», preguntó el fotógrafo.

-«Me sacaron la vesícula biliar hace poco más de un mes. ¿Cree que se verá?».

-«Sí, se ve», le respondió Stern. «Pero siempre se podrá borrar retocando (la imagen)».

Han pasado 46 años. Las actuales técnicas quirúrgicas hubieran evitado a la actriz verse en la tesitura de tener que mostrar con una pregunta su humanidad, su desnudez interior. Una técnica que los urólogos comenzaron a utilizar en España a finales de los años 80, la laparoscopia, hubiera reducido los diez o doce centímetros de su costurón en el abdómen a dos pequeñas incisiones. Elegidas estratégicamente, sólo hubieran sido vistas por personas seleccionadas.

La laparoscopia es un procedimiento que permite ver y actuar sobre las vísceras del abdomen sin tener que abrirlo. Lo que hace 30 años era una novedad, hoy es rutina en la práctica clínica. «Cuando llegó, muchos cirujanos la llamaban despectivamente la Nintendo. En la actualidad, está tan avanzada que se ayuda de robots, e incluso existen esperanzas de que tal vez llegue a superarse», para determinados casos, tal como explica el cirujano Francisco Ellacuría, que impartió ayer una conferencia, junto al también urólogo Carlos Pérez San José, sobre el momento actual de la cirugía laparoscópica. El acto formó parte del programa de la Semana Médica, organizada por la Academia de Ciencias Médicas de la ciudad y el hospital de Cruces.

La reciente extracción de un riñón a través de la vagina a una mujer de Barcelona que padecía un cáncer renal, una de las primeras intervenciones de estas características que se realizan en el mundo, ha abierto las puertas a una nueva forma de cirugía. NOTES es el nombre de esta nueva técnica, que combina la laparoscopia con la endoscopia, un examen visual del interior del organismo que se hace a través de un tubo flexible llamado endoscopio. Un hospital de Palma de Mallorca sumó recientemente la intervención número once de este tipo en España.

El sistema NOTES aprovecha para la cirugía los orificios naturales del cuerpo; y de ahí su nombre: Natural Orifice Transluminal Endoscopy Surgery. Los expertos creen que si la industria logra mejorar el procedimiento, aún en fase de desarrollo, en un futuro podría ser posible extraer órganos a las mujeres través de la vagina y a los hombres por la boca. Los especialistas confían en que también pueda ser una herramienta útil para la cirugía de la obesidad y suprarrenal, que es la referida a las glándulas situadas encima de los riñones.

Ellacuría y Pérez San José, dos especialistas que fueron compañeros en el hospital de Basurto y hoy lo son en la clínica de la Virgen Blanca, dicen que esta técnica aportará múltiples ventajas, no sólo estéticas. El dolor posterior a la intervención, provocado por el corte, se reducirá; el riesgo de infecciones será mínimo, se necesitarán menos transfusiones, el paciente se recuperará antes y desaparecera el riesgo de que aparezca una hernia a causa de la incisión (eventración).