Medvedev. / AFP
DMITRI MEDVEDEV NUEVO PRESIDENTE RUSO

Un 'pijo' amante de la ley

Vladimir Putin dice tener mucho en común con Dmitri Medvedev, por eso le propuso como sucesor. Los dos aseguran ser amantes de la legalidad y el orden, nacieron y vivieron en San Petersburgo, estudiaron Derecho y, según los analistas, tienen una idea muy similar de cómo debe funcionar el Estado y de lo que quieren que Rusia llegue a ser en el futuro. Hasta comparten un rasgo físico remarcable: son más bien bajitos.

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Lo demás son todo diferencias y eso que entre ellos, por ahora, funciona perfectamente la química. Medvedev, nacido el 14 de septiembre de 1965, pertenece a otra generación y es más instruido. Empezó a beneficiarse de la llegada a Rusia del capitalismo en edad más temprana que su mentor. Por eso da una imagen de niño pijo, característica que nadie atribuiría a Putin. No perteneció a los servicios secretos, al menos no se tiene constancia de ello.

Otra disparidad entre ellos es la actitud ante la vida. Medvedev sonríe constantemente mientras Putin parece que está siempre de mal humor. Durante el reciente concierto de Deep Purple en el Palacio de Congresos del Kremlin, con motivo del quince cumpleaños del gigante energético Gazprom, el recién elegido presidente no ocultó su satisfacción ante el evento. Se comportó de forma expansiva y mostrando que se lo estaba pasando bien. Putin, por el contrario, aparece siempre acartonado. Ayer, en cambio, en otro multitudinario acto musical para celebrar la victoria, su humor mejoró.

Joven triunfador

Pero, a juicio de determinados expertos, ese talante que tiene Medvedev de joven triunfador y seguro de sí mismo es lo que podría perjudicarle. Rusia es un país difícil, donde casi la mitad de su población no vive con desahogo. Un presidente con gesto duro y malas pulgas, que sufrió penalidades en el pasado, es percibido mejor por la mayoría que un representante de la nueva élite.

Lo que le salva a Medvedev es que da apariencia de persona muy responsable y recta, algo que, según para quién, tampoco es una cualidad positiva. Hay que tener en cuenta que saltarse la ley a la torera es el deporte favorito en Rusia y alguien dispuesto a obligar a todos a cumplirla puede convertirse en objeto de odio.

Medvedev, doctor en Derecho, ha dicho que su país necesita una reforma en profundidad del actual sistema jurídico y que hay que acostumbrar a la gente a observar las leyes. Se proclama partidario del respeto a los derechos y libertades individuales. Su objetivo número uno es acabar con la corrupción, que ha alcanzado en los últimos años proporciones descomunales. La pregunta es ¿cómo va a conseguirlo a estas alturas? En sus casi dos años y medio en el Gobierno ha logrado ganarse una reputación de tecnócrata eficaz tratando de mejorar los sistemas de educación, sanidad y vivienda. También se ha encargado de la agricultura y de intentar detener el declive demográfico.

Trabajó con Putin en la alcaldía de San Petersburgo, bajo las órdenes de Anatoli Sobchak. Putin se lo llevó a Moscú en 1999 y, en 2003, lo nombró jefe de la Administración del Kremlin. Todo eso antes de ser nombrado viceprimer ministro en 2005. Es presidente del consejo de accionistas de Gazprom, cargo que tendrá que dejar. Su mujer se llama Svetlana y su único hijo, nacido en 1996, Illia.