Sociedad

Votos de aficionados

La Gran Pirámide de Giza no se incluyó en la lista de aspirantes a las nuevas maravillas del siglo XXI. Las autoridades egipcias consideraron que el proyecto del suizo Bernard Weber era una simple «votación de aficionados». En una carta enviada al director general de la Unesco, Koïchiro Matsuura, el país árabe manifestó el «profundo malestar» de los arqueólogos egipcios por lo que consideraban una «competición carente de bases científicas» y propuso la creación de un comité internacional de especialistas, intelectuales, escritores y filósofos que elaborase la lista de las Siete Maravillas del mundo actuales y antiguas.

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«Como las Pirámides de Giza son la única de las Maravillas del Mundo antiguo que todavía existe, no les hace falta ninguna publicidad ni tampoco someterse a una votación popular carente de bases científicas», señaló Zahi Hawas, director del Consejo Supremo de Antigüedades egipcias (CSA), que no recibió al promotor Bernard Weber durante su visita a Egipto y envió una protesta a la embajada de Suiza en El Cairo por la iniciativa. La polvareda de acusaciones arreció. El ministro de Cultura egipcio, Faruk Hosni, criticó que la elección de las Nuevas Maravillas fuera masiva e indiscriminada. En su opinión, Weber sólo pretendía recaudar dinero mediante una votación por Internet que, para muchos, tenía más ingredientes emocionales y comerciales que históricos y arqueológicos.

A lo largo de los siglos ha habido muchas listas de Maravillas de la Antigüedad. Herodoto, Plinio y Jenofonte hablaron de ellas, al igual que Alejandro Magno, que conoció algunas durante sus conquistas. Sobre las siete maravillas, atribuido a Filón de Bizancio en el siglo III antes de Cristo, las describe a todas. En realidad, eran las Maravillas del mundo conocido por los helenos, pero no de Asia, ya que entre ambos territorios no existía contacto. Hasta el siglo XIV, diferentes listados se suceden y contraponen. Mencionan el altar de Apolo en la isla de Delos y la ciudad egipcia de Tebas, el templo de Salomón, el Coliseo romano y el Arca de Noé. Pero son las Siete Maravillas de Filón las que prevalecen.