SACRIFICIO. Momento en el que atan a un cerdo para comenzar la matanza. / LA VOZ
Ciudadanos

Sanidad prevé unas 300 matanzas de cerdos autorizadas en la provincia

Los sacrificios se permiten sólo para consumo estrictamente familiar y cumpliendo la normativa que controla que el animal está apto para el consumo La campaña comenzó el pasado 27 de noviembre y concluirá el 28 de febrero

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

La provincia afronta la recta final de la campaña de matanzas domiciliarias de cerdos para el consumo familiar con las expectativas de que se lleven a cabo 300 sacrificios. Dicha campaña comenzó el 26 de noviembre y finalizará el 28 de febrero, día de Andalucía.

Esta actividad se rige en virtud de la resolución 83/90 publicada en el Boletín Oficial de la Junta de Andalucía (el número 98 del 27 de noviembre de 1990). Dicha legislación otorga la tutela de la organización de matanzas domésticas a los diferentes Ayuntamientos. Son ellos los que deben solicitar a Salud, de forma reglada, que quieren permitir que en su territorio se puedan celebrar estas matanzas, conforme a la ley y cumpliendo con todos los requisitos que se establecen.

Esa solicitud se debe acompañar de una memoria explicativa en la que se suele hablar de lo tradición que existe en el municipio en cuestión y de la necesidad de que se hagan de manera regulada, de modo que se permite que se hagan pero estableciendo el cauce legal que se exige. Como norma indiscutible, se establece que estas matanzas se hacen para el uso familiar exclusivo y no se pueden comercializar o vender bajo ningún concepto.

En esta campaña un total de 22 municipios de la provincia han solicitado celebrar estas matanzas. En concreto, se trata de las 19 poblaciones serranas, que es donde mayor tradición existe, además de Los Barrios, Puerto Real y La Línea, según los datos que maneja la delegación de Salud.

Los distritos sanitarios de la provincia Sierra, Bahía, Jerez-Sanlúcar y Campo de Gibraltar cuentan con un listado de veterinarios autorizados para la celebración de las matanzas. En concreto, estos veterinarios solicitan esta autorización de manera anual en el mes de octubre.

El papel de estos profesionales «es fundamental», apunta Ulises Ameyugo, responsable del área provincial de Salud Pública, perteneciente a la Consejería de Salud.

Informe de calidad

Su función es la de velar porque el animal no sufra más de lo necesario y garantizar que el mismo, y su carne, se encuentran en un estado óptimo de consumo para la salud humana. Se analiza en el campo y después de muerto. Además, en la cabaña ibérica el tronco va a un técnico de Salud para que haga un chequeo de control. El veterinario se ve obligado a enviar un informe sobre todo el proceso al Distrito antes de que se cumplan 48 horas desde el sacrificio del animal.

A pesar de la salud de la cabaña gaditana, los responsables sanitarios y veterinarios reconocen que en el caso de los cerdos asilvestrados existe mayor posibilidad de que los mismos se encuentren con problemas sanitarios, como mayores afecciones de triquinosis. La triquina es la principal bacteria que se busca a la hora de analizar un animal que ha sido sacrificado para ver si está apto para el consumo. Se trata de una larva que se mantiene viva hasta cuatro meses en una carne afectada y que se enquista en los músculos de los animales, domésticos o salvajes, que se alimentan de carne afectada. Si la misma es transmitida a los seres humanos, los síntomas son variables. Muchas personas infectadas son asintomáticas y otros presentan diarreas sanguinolentas, dolor de estómago, nauseas, etc.

Matanzas clandestinas

El establecimiento de un sistema eficaz de seguimiento no evita que actualmente se sigan produciendo matanzas clandestinas. Son muchas las familias que realizan matanzas sin cumplir estos requisitos que establece la ley, aunque resultan complicadas de contabilizar. Con posterioridad al sacrificio, se limitan a llevar las pruebas a un veterinario para que analice si padece de triquinosis.

Las razones que llevan a organizar estas matanzas al margen de la ley son estrictamente económicas. Un servicio de un veterinario para un sacrificio puede rondar los 100 euros, dependiendo de los desplazamientos que realice, del día de celebración del sacrificio y de otras cuestiones. Además, existe la posibilidad de llevar el animal a un matadero que, por unos 30 euros, lo devuelve sacrificado y despiezado.

sierra@lavozdigital.es