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El presidente de Georgia decreta el estado de emergencia

El presidente georgiano, Mijaíl Saakashvili, líder de la 'revolución de las rosas' de hace cuatro años, está dispuesto a actuar con la máxima firmeza para hacer frente a lo que considera una «conjura» de Moscú para derrocarle. Saakashvili ha decretado el estado de emergencia y ordenado la expulsión inmediata de tres diplomáticos rusos, acusados de alentar los actuales disturbios en Tiflis, la capital georgiana. La Policía volvió ayer a emplearse a fondo contra los manifestantes congregados en el centro de la ciudad desde el pasado viernes.

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«Tenemos pruebas de las actividades subversivas llevadas a cabo en territorio georgiano por los servicios secretos rusos y las vamos a poner al descubierto», afirmó Saakashvili ante las cámaras de televisión. Las expulsiones de miembros de la Embajada rusa en Tiflis serán anunciadas en las próximas horas. Las autoridades georgianas exigen además explicaciones al jefe de la legación diplomática rusa y han retirado momentáneamente a su embajador en Moscú.

Saakashvili aseguró que fue advertido de antemano de los esfuerzos desestabilizadores de Moscú, pero no se los tomó en serio. «Ahora veo que tales planes han tenido éxito en parte», admitió, prometiendo al mismo tiempo que impedirá a toda costa «la desestabilización y el caos» en su país. Por eso, el primer mandatario georgiano justificó la aplicación de medidas extraordinarias y la dura intervención policial de ayer.

Disturbios

Fuerzas antidisturbios hicieron uso de gases lacrimógenos, balas de goma y mangueras a presión para impedir el reagrupamiento de los manifestantes opositores frente a la sede del Parlamento, de donde ya fueron desalojados en la madrugada. Los enfrentamientos no cesaron de repetirse en distintos puntos de la capital. Los agentes practicaron numerosas detenciones y causaron contusiones a decenas de participantes.

Los disturbios comenzaron el pasado viernes, cuando unas 70.000 personas se congregaron en la avenida Rustaveli para pedir el adelantamiento de las elecciones legislativas, previstas para dentro de un año. Al día siguiente, los manifestantes exigieron también la dimisión de Saakashvili. Los organizadores de la revuelta acusan al presidente de corrupción, abuso de poder e incumplimiento de sus promesas de mejorar la calidad de vida de la población.