Lucha independentista. / AP
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Sarkozy garantiza a los corsos que actuará con «mano dura» ante llos separatistas

Por segunda vez en seis meses, Nicolas Sarkozy precisó ayer su hoja de ruta para Córcega, con dos puntales básicos: desarrollo «más rápido» y «mano dura» contra la violencia. Sarkozy presidió en Ajaccio, la capital corsa, un «histórico» consejo de ministros, para insistir en el puesto de la isla en Francia y la responsabilidad gala hacia ella. «Haremos inversiones dos veces más rápidas que en el pasado. Se gastarán 1.000 millones de euros entre 2007 y 2013. Pero, ojo, me niego a discutir con quienes practican la violencia. No respeto a quienes ponen bombas, no respeto a los asesinos que traicionan y son la vergüenza de Córcega», dijo.

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Como ministro del Interior y Economía, Sarkozy había acudido a Córcega en veintitantas ocasiones. Y son bien conocidas sus ya antiguas relaciones con el mundo político de la isla. Sus padrinos en la alcaldía de Neuilly fueron dos corsos conservadores y bonapartistas, Charles Pascua y Achille Peretti. Su primera esposa, la madre del mayor de sus hijos, es natural de Córcega. Sarkozy percibe este territorio como un «desafío» particular. Espera beneficiarse de esa larga experiencia, manejando al mismo tiempo la zanahoria de las inversiones públicas y la estaca de la represión contra la violencia.

Sarkozy introdujo ayer un nuevo e imprevisible elemento de posible renovación: abrir el espacio aéreo corso a las compañías aéreas de bajo coste, con la esperanza de fomentar nuevas vías de creación de riqueza, con billetes a treinta euros.

Reservas imprevisibles

Paradójicamente, la medida ha suscitado reservas imprevisibles entre los sindicatos de las dos aerolíneas públicas que hoy controlan el monopolio del tráfico entre Córcega y varias capitales de provincias.

Manifestantes nacionalistas corsos intentaron penetrar ayer en el perímetro de seguridad excepcional establecido en el centro de Ajaccio con motivo de la visita Sarkozy, pero fueron dispersados con gases lacrimógenos.