Cecilia Sarkozy junto a su hijo Louis, en mayo pasado durante la toma de posesión de su ya ex marido en el Elíseo. /Archivo
«ya no me necesita»

Cecilia vuelve a romper el silencio de Sarkozy

La ex mujer del presidente francés asegura que lo reprochable no es divorciarse sino "vivir hipócritamente, salvar las apariencias"

PARÍS Actualizado: Guardar
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Mientras que Nicolás Sarkozy se niega a comentar su "vida privada", su ya ex esposa se explaya públicamente por segunda vez desde que el Elíseo anunciara el divorcio de la pareja el pasado jueves, tres días después de que fuera pronunciado por un juez. Esta vez Cecilia lo hace posando como la modelo que fue en su juventud.

"Divorciar(se) es un acto de honestidad", afirma Cecilia Sarkozy, que desea a su ex marido, el presidente de Francia, que sea "feliz" y encuentre "la serenidad". "Honestamente ya no le aporto lo que necesita", explica la que fue Primera Dama de Francia durante cinco meses, en una entrevista con la revista Elle que, de forma excepcional, ha adelantado dos días la publicación de su último número con motivo de esta entrevista.

Nicolás Sarkozy sigue guardando silencio y ayer se negó a comentar su "vida privada" a preguntas de los periodistas durante la rueda de prensa tras la cumbre europea de Lisboa. Todo lo contrario está haciendo su esposa.

"Quiero vivir mi vida sin mentir", declara Cecilia , de 49 años, en la portada de la revista, en la que posa al estilo de una modelo como lo fue en su juventud.

Unidos desde hacía veinte años y casados en 1996, ambos en segundas nupcias, los Sarkozy estuvieron separados en 2005 -ella dio abandonó el domicilio familiar al enamorarse de un publicista y él mantuvo una relación extramatrimonial con una periodista-, antes de exhibir su reconciliación en 2006, cuando se calentaba la campaña presidencial.

El anticipo de una separación

"Nicolás y yo nunca hemos mentido", replica Cecilia , al negar que fingieran esa reconciliación durante la campaña electoral. "Hemos tratado de reconstruir, salvar nuestra pareja. Hasta el final", insiste de nuevo como ya hiciera ayer en un diario, en su primera entrevista tras el anuncio de la ruptura. Unas declaraciones que contrastan con lo mantenido por el Elíseo, que afirmó que los dos protagonistas de este divorcio inédito para un jefe de Estado galo en ejercicio no harían comentarios.

Tras resaltar que dedicó "veinte años" de su vida, que "no han sido siempre fáciles, ni mucho menos", a Nicolás Sarkozy, de 52 años, y que era su "deber de esposa" ayudarle a "realizar su ambición" de llegar al Elíseo, afirma: "Hoy ya no me necesita". "Deseo que encuentre la serenidad, que sea el político que aportará a nuestro país lo que necesita y le deseo que sea feliz. Honestamente ya no le aporto lo que necesita para esa serenidad y esa calma. Tiene derecho a la felicidad, se la merece, y yo no puedo hacerle feliz si no estoy bien personalmente", explica.

Sobre su partida en 2005, explica que lo hizo "mal" y "demasiado de prisa", dejó de lado sus "valores y principios" y tuvo que regresar para "tratar hasta el final" de salvar su familia. "Esta vez quiero ser correcta. Hoy me voy no por algo ni por alguien. Hago las cosas correctamente (...) como Dios manda, como dice una expresión española", declara la biznieta del compositor español Isaac Albéniz.

Tras explicar que la pareja que formaba con Nicolás Sarkozy era "una pareja ordinaria sometida a una presión extraordinaria", a la que "no resistieron", subraya que ahora pasa una página de su vida, con una voluntad de "honestidad" ante los demás. Lo reprochable no es divorciarse sino "vivir hipócritamente, salvar las apariencias", dice quien hoy restablece su "verdad".

El papel de Primera Dama le daba "miedo", dice quien se ha destacado por sus espectaculares ausencias en actos oficiales desde el pasado verano. "Quizás yo no sea como las demás. Lo que echo de menos ante todo es hacer las compras en el supermercado con mi hijo Louis", de 10 años y que, según el acuerdo de divorcio, residirá con ella aunque mantendrá contactos estrechos con su padre.