Moleiro posa con una de sus creaciones. / B. CASTILLO
MANUEL MOLEIRO EDITOR

«Brindamos la posibilidad de sentirse como reyes»

El creador gallego ha logrado hacerse un hueco entre los editores de facsímiles más importantes

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Hizo historia al convertirse en el primer periodista gallego con el título universario bajo el brazo, pero ahora se dedica en cuerpo y alma a otro tipo de letras. Manuel Moleiro se ha convertido en uno de los editores de libros de lujo más importantes del mundo. Está considerado como un artesano de esos ejemplares antiguos bautizados como facsímiles, aunque al empresario no termina de convencerle ese termino. En su lugar ha acuñado sus creaciones con la expresión casi originales porque en ellas se logra reproducir «hasta el último detalle» de un libro. «La gente le llama facsímil a cualquier cosa», protesta en referencia a la publicidad de algunas editoriales.

-¿Cómo se adentró en un mundillo tan peculiar?

-Siempre tuve interés por los libros. Al visitar los museos -me da igual que sea el Louvre o el Prado- puedes ver los cuadros colgados de una pared. Eso es impensable en los códices, que ni siquieran viajan y normalmente están metidos en una urna de cristal con dos únicas páginas abiertas. Me encanta mi profesión porque puedo ofrecer algo único.

-Vamos, que es un auténtico fanático de los ejemplares antiguos.

-Esas obras han sufrido tantos avatares y cambiado de manos en tantas ocasiones durante las guerras porque sus propietarios las convirtieron en su día en un tesoro. Cuando alguien consigue echar mano a algo así, intenta conservarlo.

-¿Cuál fue su primer facsímil?

-Empecé con una Biblia de San Luis que está en la Catedral de Toledo. Data de 1226-34 y se hizo en Francia. Tiene un valor inmenso; fíjese su importancia que Alfonso X 'El Sabio' dejó escrito en su testamento que sólo su sucesor como rey podía ver o tocar el libro.

-Tener un volumen de los suyos en la estantería de casa debe dar prestigio. Seguro que algunas personalidades y la Casa Real tienen alguno...

-Cuando se casó el Príncipe Felipe o la Infanta Cristina, recibieron como regalo obras mías. Y podía poner 20.000 ejemplos similares. Mire, sin ir más lejos el año pasado el Gobierno italiano regaló un libro mío a los reyes de Jordania durante una visita oficial.

-Lo malo de sus obras es el precio. Son un poco caras, ¿no?

-Puede ir desde los 1.000 hasta los 20.000 euros, pero nuestra clientela está formada sobre todo por amantes del arte, gente con un inmenso nivel cultural. Nada más. Claro que, entre esas personas, hay algunas con mucho dinero.

«Casi originales»

-¿Cómo son esos libros?

-Casi originales. De hecho, yo les llamo así en lugar de facsímiles. Reproducimos todo del original, desde el interior hasta la encuadernación pasando por un gusano pegado en el interior.

-¡Vaya! Debe invertir mucho tiempo en elaborar un solo ejemplar...

-Depende de la obra. Hubo una que tenía 4.887 pinturas distintas en su interior y tuvimos que invertir seis años en crear sus copias. Para hacerlo bien, vamos al lugar donde está el ejemplar original y ahí hacemos casi todo. Son verdaderas piezas de museo encuadernadas.

-Es posible que mucha gente compra esas obras de arte sólo para especular, como ocurre en el caso de los cuadros o esculturas.

-Estoy convencido de que la mayoría de mis clientes no compran un libro de este tipo como inversión, pero ya se sabe que la gente especula hasta con la salud.

-Cierto, pero sus clientes habituales tienen bastante dinero. ¿Influye la crisis en las ventas?

-Yo le diría que la gente interesada en este tipo de códices lo está siempre, pase por un buen momento económico o no, como también puede ocurrirles ahora a aquellos que les guste el cine, por ejemplo. Lógicamente, el posible gasto será menor.

-Deduzco que la recesión apenas incide en el negocio...

-Mire, aquí brindamos la posibilidad de sentirse como reyes. Y eso siempre vende bien.

-Dígame, ¿cuál es su secreto para obtener un permiso y que le dejen crear una obra casi original?

-La verdad es que tengo la suerte de gozar del favor de casi todo el mundo y no suelo tener problemas. Muchas veces me encargan un trabajo a mí a sabiendas de que hay mucha gente interesada que incluso ha visto cómo le han denegado un permiso.

-¿Quién se encarga de dar luz verde a esas licencias?

-Normalmente las obras de este tipo son propiedad de los Estados y fundaciones comandadas por alguna institución o empresa. Tenga en cuenta que son códices extremadamente valiosos.

-¿Y cuánto tarda en reproducirlas?

-En una ocasión, me tiré seis años.