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«La filosofía del rock es la denuncia, al menos el pataleo»

El músico madrileño vuelve a Cádiz como cabeza de cartel del No Sin Música para presentar su último disco, 'Vergüenza torera' Rosendo Rockero

CÁDIZ. Actualizado: Guardar
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Rosendo Mercado se muestra encantado con su visita a Cádiz y su participación en un joven festival de música. El poeta urbano, de Carabanchel, hace muchísimos años que no visita la capital gaditana, no sabría ni siquiera precisar cuántos, de ahí la ilusión de acudir para ser cabeza de cartel de la primera jornada del Festival No Sin Música, que cumple su segunda edición. El viejo rockero madrileño, acaban de caerle los 60, presenta hoy (23.15 horas según la organización) en el colegio San Felipe Neri algunas canciones de su último disco en solitario 'Vergüenza torera'. También hará un repaso por sus grandes éxitos, entre los que figuran los que alcanzó con el grupo Leño.

-Ha utilizado algo muy español, los toros, para criticar la situación social del país. ¿Qué pretende con 'Vergüenza torera'?

-Contar lo que está pasando desde hace ya demasiado tiempo, cómo se está usando la crisis para recortar derechos a nosotros y a generaciones anteriores y con el descaro que están haciendo las cosas y con la poca vergüenza.

-No la pinta muy bien, la situación de España, me refiero.

-No, no, pues parece que hay a quien le va muy bien, yo creo que la gente de la calle no está muy de acuerdo con esas tropelías y a las pruebas me remito. Cómo está la gente, por lo que está pasando, eso es lo que hay que hacer, pelear por ello, porque es muy doloroso que se esté beneficiando a los poderosos y perjudicando a los débiles.

-Compuso este disco antes de las últimas elecciones europeas, ¿ha cambiado ahora algo su idea, o se muestra más esperanzado?

-Antes yo era pesimista, notaba que la gente estaba desencantada y que iban a ganar los de siempre, pero me ha dado un aire fresco comprobar que la gente está por la labor, que se ha tirado a la calle a votar y a decir que no está de acuerdo. Yo creo que eso ha sido un revulsivo importante, me ha dado un soplo de esperanza. Por lo menos de ver que la gente no pasa porque nos lleven al huerto y que hagan lo que quieran con nosotros.

-¿Entiende la música como un compromiso o simplemente es que le sale?

-Me siento un ciudadano cualquiera y la música es para mí un trabajo como cualquier otro en otra circunstancia. Pero no es la primera vez, es más, yo siento el rock & roll como una forma de denuncia. Utilizamos las canciones para traducir lo que sentimos, porque me parece gratuito hacer canciones para hablar del azul del cielo y el verde del campo, hay que utilizar las canciones para comunicarse, es un medio de comunicación divertido incluso. La filosofía del rock está en la denuncia, en el recurso del pataleo, en dar la brasa aunque sea de forma irónica y no se note mucho.

-¿Podría ser la ironía una forma de hace cambiar las cosas, tiene alguna fórmula?

-Lo que tenemos que hacer es convencernos de que tenemos voz y de que sirve para algo. Que nos concienciemos de que tenemos fuerza, pero hay que demostrarlo, no dejarse llevar y verlo pasar para que nos la vuelvan a colocar como ya nos la han colocado.

-Una última de actualidad, pero es que acaba de producirse la abdicación y la proclamación del nuevo Rey, ¿qué le parece?

-Me parece muy bien que haya considerado que ya se tiene ir y que lo haya hecho. Me parece muy bien, igual que me parecería muy bien que se tuviera en cuenta la opinión del pueblo sobre si eso es lo que quiere o no. Pero por otro lado, las cosas están así y hay que ir poco a poco. El pueblo se tiene que hacer notar si quiere que las cosas cambien.

-Miguel Ríos contó que los músicos empezaron a tener problemas con el Régimen por las drogas, más que con las letras. ¿Cómo recuerda sus comienzos en el rock, ya en las postrimerías del Franquismo?

-Yo era muy joven, sólo tenía en la cabeza coger la guitarra, componer y buscarme la vida. Nunca el mundo de la música en este país ha sido fácil, más bien una aventura, y más haciendo rock & roll. En aquella época por llevar el pelo largo ya estábamos perseguidos. Lo que sí es cierto es que en el terreno profesional, al ser menos los que estábamos ahí teníamos más posibilidades para darnos a conocer. Siempre ha sido difícil, sobre todo cuando lo que decimos y hacemos es incómodo.

-En general, ¿cree que ha hecho lo que ha querido a lo largo de su carrera?

-Bueno, he hecho lo que he querido dentro de lo que me han dejado, pero bueno, no sé si me siento orgulloso, pero me siento bien porque me he podido dedicar a la música, hacer mi música y vivir de ello y eso al principio era un sueño impensable y afortunadamente después de dar muchos tumbos y dejarme mucha energía por el camino lo he conseguido y eso es para sentirse bien. No sé si orgulloso porque tampoco sé si se puede presumir de algo de lo que haya hecho, pero para mí es un éxito.

-¿Le gusta que le llamen viejo rockero?

-Es la triste realidad (risas). Me acaban de caer 60 años así que viejo y rockero, eso es así.

-¿Siente el mismo ímpetu que cuando empezó?

-Tengo la sensación de que estoy en la misma pelea de siempre. Y la ilusión de alguna manera sí está ahí. Lo único que ahora tengo un par de bolos separados por 500 km y llego reventado a casa. El tiempo desgasta, eso es evidente, pero también sirve para ganar experiencia y la posibilidad de llegar a la gente y de que me conozca. Yo me siento bien y espero que me dure la maquinaria para estar unos cuantos años más en activo.

-Y una última, que le preguntarán mucho, ¿hay Rosendo para rato?

-Como me siento en estos momentos, por lo menos a los 65 oficiales llego, si me lo dan a los 67 ya no sé (risas). De alguna manera la idea es seguir tocando hasta que pueda y la gente me lo aguante.