EL REMATE DE

POLITIZAR EL DEPORTE

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Mezclar política y deporte casi nunca ha dado buen resultado. Deben convivir porque necesitan unos de otros, pero sabiendo separar las competencias. Cuando en el caso del fútbol se aprovecha para hacer política, ya nos estamos equivocando. El último episodio desagradable lo hemos vivido esta semana en Vigo: un dirigente ha decidido renunciar a fichar a Salva Ballesta por su condición política, cediendo a una especie de chantaje o presión de unos pocos radicales. Que unos pocos aficionados de un club condicionen las decisiones deportivas es realmente triste; pensando además que estos aficionados no representan a toda una afición. En este caso a la del Celta. Una afición es mucho mas que eso.

Los dirigentes no deberían estar pendientes de las redes sociales y de la opinión que se vierte en este tipo de foros. Grave error. Desde esos foros no se debe gobernar un equipo de futbol. El club hay que gestionarlo con rigor, criterio y seriedad. Deben seleccionar a las personas por su capacidad deportiva para el trabajo encomendado. Eso sería lo correcto y lo lógico. Ya esta bien. La línea a seguir y la hoja de ruta no la pueden condicionar unos forofos, Twitter o Facebook. ¿Dónde esta el sentido de responsabilidad y la dignidad? ¿Alguien se ha preocupado si Mourinho o Del Bosque son de derechas o de izquierdas? ¿Preguntaron a Messi, Cristiano, Falcao o Villa su tendencia política antes de ficharlos? No importa, no es relevante.

Interesa hablar de fútbol. Dejemos a la política que resuelva sus problemas, que ya son bastantes. Dejemos que el deporte mantenga su esencia. Las decisiones políticas corresponden a los políticos y las de carácter deportivo que se basen en argumentos deportivos. Llegados a este punto hay dos caminos para los dirigentes: los que se pliegan a los dictados de un grupo de radicales o los que no hacen ningún tipo de concesión a este tipo de grupos. Hay un camino populista y un camino valiente. Yo me alineo con este segundo. El ejemplo de esta semana no es el camino correcto. Estas situaciones perjudican la imagen del propio club.'