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La guerra ética del portavoz

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DIZ. La relación entre los doce miembros que integran el Grupo Socialista en la Diputación de Cádiz es nula. Seis diputados contra seis diputados. El PSOE acude hoy al Pleno de presupuestos bajo un ambiente de crispación interna y divididos en dos bandos, hasta ahora, irreconciliables. El diputado y portavoz, José María Román, defenderá en la sesión de la posición del PSOE ante el proyecto presupuestario elaborado por el PP para el año que viene, pero no sabe si lo hará como portavoz del grupo o, por el contrario, en calidad de responsable del área económica del PSOE en Diputación. De momento, figura como portavoz socialista en el orden del día de la convocatoria, pero todo puede cambiar a última hora.

Román explicó ayer los entresijos de las cuentas de Diputación para 2013 y destacó que se trata de un presupuesto cargado de recortes que «ayuda a salvar a la administración, pero hunde a la ciudadanía». Román convocó a los medios en el despacho que el grupo tiene en la segunda planta del antiguo Palacio de la Aduana pero, lo que menos importaba era la posición socialista al respecto o la opinión de Román sobre las cuentas de la Diputación. El tema de fondo no era otro que la guerra sin cuartel que se libra en el seno de la organización a cuenta del cargo de portavoz.

Román asumió la portavocía del grupo el pasado mayo tras unirse a los seis diputados renovadores que desbancaron antes de tiempo a González Cabaña del puesto. Su voto fue clave para cambiar el escenario socialista en la bancada de Diputación. De esta forma, el sector griñanista o renovador, encabezado por la secretaria provincial del partido, Irene García, se imponía a los oficialistas o pizarristas por siete a cinco dentro del grupo. Todo iba sobre ruedas hasta que el pasado octubre la Ejecutiva provincial ordenó a Román que acatar varios cambios entre los asesores o personal de confianza que tiene el PSOE en Diputación, así como la cesión a la dirección del partido de la gestión de la asignación que percibe el grupo en la institución provincial. Román se ha opuesto y se enfrenta a hora, junto a los cinco diputados pizarristas que lo apoyan, a la expulsión del partido por rebeldía.

José María Román reconoció ayer que apoyó a Irene García y a la corriente renovadora «porque prometieron nuevos tiempos, el relevo intergeneracional y unas nuevas formas de hacer política, sin embargo, nada de esto se ha cumplido».

Reconoce que la imagen que exporta al grupo y el partido es nefasta, pero se trata, por su parte, de una cuestión de ética y de principios. En este sentido aclaró que no está en la «mercadería» y no piensa tirar por la borda buena parte de su vida en el partido. Confía en que la situación se arregle por la vía del diálogo, aunque admite que se trata de un problema muy complejo que se ha ido enquistando con el paso de los días. Insiste en que para abandonar la portavocía, la secretaria provincial, Irene García, tiene que reunir siete firmas y, de momento, esta situación no se ha producido.

El presidente de la Diputación, el popular José Loaiza, no quiso entrar a valorar la crisis que vive el PSOE dentro de la institución, pero les ha invitado a dejar la pelea por el sillón y pasar a resolver los problemas de los gaditanos.