La periodista leonesa, en Cisjordania. :: LA VOZ
Sociedad

«El espíritu de la primavera árabe sigue vivo»

Olga Rodríguez Periodista y escritora La periodista presenta este jueves en la APC 'Yo muero hoy', un libro que analiza las causa y las consecuencias de las revueltas en países como Egipto o Siria

CÁDIZ. Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

La periodista Olga Rodríguez (León , 1975) presenta este jueves en la Asociación de la Prensa de Cádiz 'Yo muero hoy', un libro que explica los porqués y las consecuencias de las revueltas en el mundo árabe. Entre ellas, la influencia que tuvieron en otros movimientos como el 15M. «Hacen falta muchas primaveras», apunta la escritora de 'El hombre mojado no teme la lluvia', que ha sido, además, enviada especial en países como Afganistán, Irak, Irán, Israel o Cisjordania, entre otros.

-Aunque no todos los países sean iguales, ¿cuáles son a grandes rasgos las causas de la primavera árabe?

-El contexto político es una de las causas fundamentales, con dictaduras represoras que en algunos casos llevaban o llevan décadas en el poder. Pero hay que tener en cuenta también un contexto económico, cada vez más dramático, que ha sido sin duda la gota que colmó el vaso: en los últimos años las políticas económicas impuestas por organismos internacionales como el Fondo Monetario Internacional provocaron oleadas de privatizaciones de empresas, con los consiguientes despidos masivos, los gobiernos se centraron en reducir el déficit y en facilitar la inversión extranjera, pero eso condujo a una reducción de los servicios públicos fundamentales, como la educación y la sanidad. Además, la especulación en los mercados financieros internacionales provocó el aumento de los precios de productos básicos como el pan, ante lo cual la gente comenzó a salir a la calle y a movilizarse ya en el año 2008.

-Al hablar de motivos o causas no nos referimos al motor que la originó y mantuvo, ¿qué o quiénes hicieron eso?

-Los jóvenes han sido pieza fundamental de las revueltas, junto con los abogados defensores de los derechos humanos y activistas que llevaban años trabajando por la libertad y la justicia social. En Egipto es llamativo cómo los movimientos sociales urbanos establecieron comunicación con el importante movimiento obrero que había surgido en las fábricas del país y que llevaba protagonizando huelgas desde el año 2006. Los cables de la embajada de EE UU en El Cairo, publicados posteriormente por wikileaks, reflejan claramente el temor de Washington a que la presión social obligara a Hosni Mubarak a congelar sus políticas económicas neoliberales y dejan claro que EE UU sabía que ese tejido social que se estaba creando tenía su base en demandas económicas, políticas y sociales que nada tenían que ver con organizaciones islámicas ni con un ideario religioso. Esto es importante: cómo las revueltas han tenido un contenido claramente laico, social y progresista. Aunque es cierto que en las urnas sí están teniendo protagonismo las organizaciones islámicas moderadas, conservadoras en lo político, liberales en lo económico, que no representan las demandas de las revueltas.

-'Yo muero', como dice en su libro, encierra el ansia por sentirse vivo. Un año después de la revuelta, ¿cree que sigue prendida esa mecha?

-Hay una segunda fase de las revueltas, menos espectacular y mediática, pero sin duda el tejido de protesta sigue vivo. Para empezar, se han creado redes sociales con capacidad de movilización y de presión sobre los poderes. Se han registrado multitud de manifestaciones multitudinarias, nuevas oleadas de huelgas en países como Egipto o Yemen, acampadas en Túnez y Libia, han surgido iniciativas culturales y periodísticas muy importantes vinculadas a las reivindicaciones de las revueltas, en Egipto se han creado 130 sindicatos independientes en solo un año, capaces de coordinar a muchos trabajadores, hay campañas contra el pago de la deuda contraída durante las dictaduras, y en las grandes ciudades hay un ambiente activo permanente, impregnado de optimismo. Mucha gente está completamente volcada en la lucha por el cambio. Pero los obstáculos son numerosos: Oriente Medio es una de las regiones más intervenidas política y económicamente, en ella confluyen muchos intereses de potencias regionales e internacionales.

-Se ha centrado sobre todo en Egipto, ¿por qué? ¿Qué lo diferencia de otros países?

-Egipto es el país árabe más poblado del mundo, por su territorio pasa el canal de Suez, principal vía comercial que une Asia con el Mediterráneo, comparte frontera con Gaza e Israel y hubo un antes y un después en la región tras la firma de los acuerdos de paz de Camp David entre Egipto e Israel en 1979, ya que a partir de ese momento El Cairo practicó políticas cómplices con Israel, a pesar de la oposición de buena parte de la población egipcia. Por eso un Egipto realmente democrático y libre de injerencias extranjeras podría sentar las bases para una Palestina libre, presionando a Israel para que desbloquee la situación actual. Pero de momento la «revolución egipcia» está siendo secuestrada por el Ejército. EE UU mantiene una ayuda anual directa de 1.300 millones de dólares al Ejército egipcio. Solo este último año, este ejército a juzgado a 12.000 civiles en tribunales militares, ha reprimido manifestaciones, ha cargado con munición real contra jóvenes pacíficos...

El rol de las mujeres

-¿Qué papel jugaron y juegan las mujeres en estas revueltas?

-Están jugando y han jugado un papel muy importante, que, como han indicado importantes voces feministas del mundo árabe, puede allanar el camino hacia una mayor emancipación de la mujer en esta región. Las mujeres han liderado manifestaciones, cánticos y eslóganes que, tras ellas, corean cientos de miles de hombres. Ellas están en primera línea de las manifestaciones, en las reuniones organizativas, en las nuevas organizaciones sociales que se están creando, y son ellas las que están introduciendo denuncias contra esos abusos sexuales institucionalizados practicados por el Ejército (en el caso de Egipto), o contra la represión. Su papel es muy esperanzador.

-¿Es posible o cree que es posible una primavera europea?

-En un momento en el que algunos gobiernos parecen actuar como meros consejos de administración de los poderes financieros y los mercados, creo que desde luego sería necesaria, para que no perdamos derechos fundamentales conquistados con mucho esfuerzo y para seguir avanzando en la búsqueda de un mundo más justo, libre e igualitario. Las revueltas árabes creo que han inspirado a otras sociedades, y de hecho las primeras banderas que vimos en la Puerta del Sol el 15M de 2011 fueron la tunecina y la egipcia, y el movimiento occupy de EE UU dice de sí mismo en su web que está inspirado en «las tácticas revolucionarias de la primavera árabe». Las revueltas árabes han traspasado fronteras y han rescatado un modelo de protesta, la acampada. En el siglo XXI todas las sociedades comparten ciertos retos y obstáculos. Hay problemas globales que requieren respuestas globales. Como decía Martin Luther King, la rebelión es el lenguaje de los ignorados.