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CORTITOS

COMPLEMENTO CIRCUNSTANCIAL Actualizado: Guardar
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Es cierto aquello de que el que no se consuela es porque no quiere. El Carnaval de 2012, el del Bicentenario, el de la capitalidad iberoamericana y el de todas esas cosas que nos contaron, va a pasar -ya ha pasado- a la historia si pena y sin gloria. «Hemos hecho entre todos un buen Carnaval con menos dinero» decía el concejal de Fiestas. Casi no le falta razón. Ha habido menos dinero, muchísimo menos y se ha notado. Pero ha sido un buen Carnaval. Dicen que la necesidad agudiza el ingenio, y aquí tanto de necesidad como de ingenio vamos sobrados. Hemos agudizado tanto el ingenio que no se ha notado lo de los fuegos artificiales, ni se ha notado que sólo hubo un concierto en San Antonio, lo que, por otra parte demuestra lo innecesarias que son algunas cosas. Pero tampoco se ha notado, ¡ay!, que estábamos en el carnaval del Bicentenario -por mucho que lo repitiera Onda Cádiz-, ni siquiera que somos -dicen- la capital iberoamericana del Carnaval. Ni siquiera se notó en la cabalgata, que sigue sin tener nombre, porque lo de Magna parece más bien una fina ironía de su destino.

Ha vuelto, eso sí, el Carnaval de la calle, porque a falta de contratos -algo bueno tenía que tener la ruina- las agrupaciones han decidido tomar la ciudad, y las entidades vecinales han cubierto los boquetes del programa oficial. No está mal. Un carnaval cortito, eso sí.

Tan cortito que podía haber acabado antes. O eso al menos es lo que pensaron los vándalos, los suevos y los alanos que decidieron meterle fuego a la bruja Piti dos días antes de lo previsto ante la impotencia municipal. De todo se aprende algo, porque si se juega con fuego -y jugar con el carnaval es lo que tiene- siempre se acaba uno quemando.