Sociedad

LISTAS ÚNICAS

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No es la menor de las decisiones inútiles que se nos ofrecen, pero hay que elegir entre dos cosas que no nos gustan. Quienes aspiramos al mal menor somos en el fondo unos optimistas, ya que creemos en que puede haberlas peores. La contienda entre los afines es mucho más cruel que la que se entabla entre enemigos, ya que se conocen todos y han tenido mucho disgusto en conocerse. Tanto Rubalcaba como Carme Chacón, que para los andaluces tiene nombre de errata, se atribuyen la mayoría de delegados del PSOE. Representan una fragmentación de Andalucía, dentro del puzle español. ¿Quién ganará? A mí me trae con cuidado, porque vivo en esta tierra, aunque resida en España y pretenda ser ciudadano del mundo conocido, que sospecho que es una minúscula aldea del universo.

Se nos da siempre a escoger entre lo que no nos gusta. Don José Ortega, para los íntimos que no le han leído nunca conocido como Ortega y Gasset, creyendo que eran dos, los males de España se derivan de «la ausencia de los mejores». Habría que preguntarse por qué en España da una medida mucho más alta la medicina, el deporte, la música, la literatura y, por supuesto, el pueblo llano, que eso que llamamos la política. La respuesta es fácil. Esta urgente clase carece de preparación, pero está preparada para dejar de ser pobre. ¿Cómo seríamos con menos ladrones o con menos ineptos? Nadie lo sabe, pero podemos imaginarlo si en las listas únicas no figuraran ni los unos ni los otros como candidatos.

Les confieso a mis pacientes y masoquistas lectores que no estoy dispuesto a desanimarme. Para eso habría que tener ánimo y eso se lo deseo a todos el mundo, aunque carezca de esa dilatable facultad del espíritu. Ya se sabe que los pobre siempre damos de aquello que nos falta.

«Ahíto me tiene España», dijo Quevedo. A él, que era un genio, le bastaron sus 65 años de estancia terrestre, y esos que las listas eran entonces menos únicas.