elecciones 20-N

Luz verde para la campaña

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Hay quien cree que el consenso de los partidos es un milagro o algo excepcional en tiempos electorales, donde el lenguaje político se torna más bronco que nunca. Pienso lo contrario. No hay nada como unas elecciones en puertas tan reñidas como estas para que la unanimidad brote como por encanto, o mejor dicho, a regañadientes. Ninguno quiere quedar mal cuando se trata de asuntos de cierta sensibilidad social. Y estos son utilizados como trampa por unos y otros para pillar al adversario. Es lo que se ha visto en el Parlamento andaluz esta semana. La Cámara vivió refriegas entre los partidos como en todas las sesiones plenarias, pero extrañamente con final feliz, si es que se puede llamar esto a que votasen lo mismo a varias cuestiones. La pelea más agria fue la que tuvieron Esperanza Oña y Susana Díaz sobre la reprobación a Duran i Lleida por su agravio a los jornaleros. La inclusión de Ana Mato junto a Lleida en la propuesta planteada por el PSOE enfadó al PP tanto que dio ocasión a que Esperanza Oña resurgiera y diera una de sus mejores réplicas parlamentarias de los últimos meses. Susana Díaz perdió el combate oral, pero ganó la partida. Su mayoría absoluta permitió que la propuesta del PP se aprobase por unanimidad y que la suya, con menos votos, incluyera la regañina institucional a Mato por su frase sobre los niños sentados en el suelo en las escuelas andaluzas. El Pleno también fue unánime en aprobar un frente común contra la reforma de la PAC, en una declaración institucional a favor de la unidad política en la nueva etapa tras el anuncio de ETA de abandonar la violencia y en la nueva ley de archivos y documentos históricos. Lo dicho, no hay nada como unas elecciones a la vuelta de la esquina para que el tablero electrónico de la Cámara se torne del mismo color: El verde que simboliza el 'sí'.