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Traficar con la pulsera de control telemático puesta

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Francisco Javier Vargas no era el único que compatibilizaba el narcotráfico con cumplir sus cuentas pendientes con la Justicia. Al narco sanluqueño no le ha servido de nada su última pena de prisión de cuatro años, ya que seguía en el negocio aunque estuviera cumpliendo el tercer grado en el CIS de Jerez. No es una excepción. La mayoría de los detenidos en la operación contaban con antecedentes por tráfico de drogas y varios de ellos incluso portaban la pulsera de control telemático que les permite salir de prisión antes de cumplir toda la condena. La situación no puede ser más surrealista, ya que este tipo de herramientas están concebidas para que los delincuentes que dan muestras de que pueden reingresar en la sociedad de forma normalizada, abandonen progresivamente la situación de presidio al alcanzar el tercer grado. En el caso de estos traficantes, la pulsera les permitía poder dormir fuera de la cárcel y proseguir con su actividad sin el 'inconveniente' de estar entre rejas. El riesgo de estos delincuentes no es la fuga sino la reincidencia que sigue siendo una asignatura suspensa.