Felipe Márquez, izqda., durante un acto público en el Ramón de Carranza junto a Antonio Muñoz. :: L. V.
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De gerifalte a currante común

El aún presidente de la Mancomunidad de Municipios de la Bahía se reincorpora a su puesto en una empresa privada de transportes después de 16 años en altos cargos de la administración provincialFelipe Márquez Mateo, ya de regreso en su puesto de trabajo, todavía tendrá que ocupar el cargo hasta finales de septiembre

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Debiera ser lo común, «porque todo es pasajero ¿no? suele ir por etapas y ahora toca esta. Nada más. Seguro que a muchos más les pasa». Pero resulta inusual. Un alto cargo institucional, tras 16 años, vuelve a la interperie, a un trabajo en una empresa común, como la de cualquier mortal (afortunado).

En este caso, el salto es de presidente de la Mancomunidad de Municipios de la Bahía a un puesto en la administración de la empresa Transportes Internacionales Atlantis, sin más escalas que el tradicional mes de vacaciones.

Aunque el trayecto físico es de pocos kilómetros, del despacho en el Carranza a la oficina de la firma en El Puerto, es un recorrido que muchos españoles echan de menos.

Este cambio vital, aunque no sea único, es infrecuente e ilustra una de las reclamaciones ciudadanas que piden la limitación de cargos y añoran que los dirigentes políticos tengan un paso efímero por la administración.

Los que alcanzan un cargo suelen pasar de uno a otro, de un escalafón de la administración al inferior o superior, como mucho regresan a su condición de funcionarios o docentes, pero rara vez suelen regresar sin anestesia ni protección a un puesto de trabajo en la empresa privada. Es el caso de Felipe Márquez Mateo (Rota, 15-10-1953) que desde 1995 ha ejercido como diputado provincial del PSOE, gracias a su condición de edil del Ayuntamiento de Rota.

De 2005 a 2007 compaginó esos cargos con el de responsable de la Mancomunidad de Municipios de la Bahía de Cádiz. La presidió, ya sin otra responsabilidad añadida, desde 2007 hasta 2011. De hecho, la preside aún. «Hasta que no se produzca relevo oficial, calculo que durante la segunda quincena de septiembre, todavía hay que atender algunos trámites ineludibles, como la firma de documentos». En algunas ocasiones, un mensajero se ve obligado a llevar documentos oficiales a la oficina de su empresa o a su casa, o tiene que pasar por su despacho de saliente, para agilizar una gestión pública pendiente.

Pluriempleo temporal

Felipe Márquez, aún presidente de la comarca que incluye a las ciudades de Cádiz y Jerez junto a otras cinco, se incorporó a su puesto el pasado miércoles. Al menos, tendrá que compatibilizar durante un mes ambas condiciones, la pública y la privada. La peculiar situación la propiciaron los resultados electorales del pasado 22 de mayo. Había que cambiar. Pero en vez de salir, sin más, decidió volver. Como Gardel y Almodóvar. «Son las normas que nos hemos dado en democracia y hay que respetarlas, cuidarlas. No pasa nada».

Márquez recuerda que, desde su óptica personal, es trabajador de Transportes Atlantis antes que político. «Entré en esta empresa con 18 años y en Diputación estoy desde el 95. Si alguien me reconoce, lógicamente, será como dirigente político, por los últimos 15 años, pero en la empresa entré hace casi 40. Para mí y para mi entorno personal, lo natural y lo normal es mi empresa. Lo de la política es una etapa en la que, tarde o temprano, hay que dejar paso a otros». El paso tampoco implica un adiós a la militancia. «El PSOE de Rota me tendrá siempre como militante activo. Participaré en todo lo que me reclamen y yo considere necesario. De hecho, soy concejal. En la oposición, raso, sin responsabilidades de Gobierno pero concejal de mi pueblo que no es poca cosa».

Para explicar la naturalidad del regreso, alaba a su empresa: «Aunque obtuve la excedencia por cargo público en 1995, siempre me han tenido al tanto. En estos años, siempre han contado conmigo. Si pasaba algo, me avisaban, como cuando quedaban los compañeros, tenían esos detalles que hacen que ahora sea más fácil volver».

Cuando contesta a las preguntas, está en la empresa, en horario laboral, no quiere quitarle tiempo ni comprometer la discreción de la compañía con una foto: «Son mundos distintos. La responsabilidad pública ya ha pasado y ahora no quiero molestar a nadie. Ya no es tiempo de fotos». A punto de cumplir 58 años, le quedarían unos cuantos hasta la jubilación. Cuando hace cálculos, se permite hasta una broma: «No creo yo que Zapatero me tenga trabajando hasta los 67. Creo que me tocará con 65 y unos meses». Es la ventaja que tiene volver a la vida 'civil' que ya se puede permitir uno hasta practicar el universal deporte de ironizar sobre el Gobierno.