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Un hombre muere ahogado en Zahara de los Atunes al intentar rescatar a su hijo

Varios adultos se arrojaron al agua para rescatar al menor, quien finalmente fue salvado sin sufrir daños graves

CÁDIZ. Actualizado: Guardar
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Un hombre de 40 años falleció ahogado ayer por la tarde al participar en las labores de rescate de su propio hijo. El trágico suceso ocurrió en la playa de Zahara, en Atlanterra, en el término municipal de Barbate, según informaron fuentes del servicio de Emergencias 112 de Andalucía. El menor fue rescatado finalmente sin sufrir graves daños, según informaron fuentes de Emergencias al cierre de esta redacción.

El suceso ocurrió a las 19.48 horas, cuando varios particulares avisaron de que un niño (del que se desconoce su edad) intentaba salir sin éxito del agua en la citada playa gaditana.Varios adultos, entre ellos el padre del niño, se arrojaron al agua para intentar rescatar al menor. Según relataron varios testigos al 112, el fuerte viento registrado este lunes en la zona dificultó las tareas de rescate.

Al lugar de los hechos se desplazaron efectivos sanitarios, de la Guardia Civil, la Policía Local y de Salvamento Marítimo.

Pero las aguas de esta parte de la costa gaditana son traicioneras, incluso para quien conoce el litoral. Especialmente cuando está desaconsejado el baño por fuerte viento u oleaje, como ocurrió en el día de ayer. La costumbre de ver banderas rojas o amarillas suele hacer menos sensibles a los bañistas sobre el peligro de la mar revuelta. El años pasado, por ejemplo, la Guardia Civil logró tuvo que rescatar a un varón de 56 años que estuvo a punto de morir ahogado en la playa de El Palmar, en Vejer (cerca de donde se produjeron los hechos ayer), tras adentrarse en el agua para recuperar un arte de pesca el pasado martes. En aquella ocasión, el hombre conocía perfectamente la zona y, sin embargo, le traicionó el mar. Afortunadamente, en aquel caso dos agentes del Instituto Armado patrullaban la zona y observaron que un varón se adentraba en el mar, pese al fuerte oleaje y la corriente. Los dos agentes se arrojaron al mar y lograron sacar al pescador a la superficie. Una vez en la orilla, uno de los guardias civiles le hizo el boca a boca mientras el otro le practicaba un masaje cardíaco, logrando que volviera a respirar.