ESPAÑA

El Gobierno hace piña con Chaves

El PSOE presiona a los socialistas andaluces para que eviten ajustes de cuentas internos hasta el 22-M

MADRID. Actualizado: Guardar
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«Conozco hace muchos años a Chaves y es un político absolutamente honrado, por eso voy a estar con él; yo y el Gobierno», afirmó ayer Pérez Rubalcaba. Nadie descarta en el Ejecutivo que desde Andalucía sigan llegando informaciones comprometedoras, tanto para el PSOE como para el vicepresidente tercero, Manuel Chaves. La situación preocupa por las repercusiones electorales que los escándalos y la descomposición de una federación tan potente como la andaluza pueden generar en el corto y el medio plazo. Pero en la dirección federal sostienen que ahora no es momento de tomar medidas drásticas y que lo único que cabe hacer es contener la sangría con un cierre de filas.

La mayor parte de los dirigentes socialistas que han trabajado con el expresidente de la Junta de Andalucía en el Gobierno dicen en privado de Chaves lo mismo que el número dos del Ejecutivo comentó en público tras la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros: que es una persona «honesta» y que les resulta difícil creer que haya participado de manera directa en los desmanes producidos en su comunidad autónoma. «Otra cosa es que en su entorno se haya actuado con la misma integridad», señalan.

La defensa del vicepresidente tercero y de su familia es, aun así, radical. Rubalcaba afirmó no estar al tanto de las informaciones que apuntan a que el hijo del veterano dirigente socialista, Iván Chaves, pudo actuar como intermediario entre empresas privadas que obtuvieron contratos de la Junta y la administración autonómica, pero en cualquier caso las desestimó con el argumento de que forman parte del «catálogo de infundios y descalificaciones» que el Partito Popular ha vertido sobre Chaves desde que Zapatero lo incorporó a su gabinete, en abril de 2009.

Es cierto que el también ministro de Política Territorial se ha convertido en uno de los blancos preferentes del principal partido de la oposición; más cerca que nunca de arrebatar el gobierno andaluz a los socialistas por primera vez en treinta años de autonomía. El caso de las subvenciones a 'Matsa', la empresa en la que su hija ejercía como apoderada; los falsos ERE de los que se han beneficiado varios cargos socialistas, y ahora los contactos de su hijo se han convertido en asuntos recurrentes en la sesión de control al Gobierno en el Congreso. Esta semana los populares no soltarán la presa y ya han registrado dos preguntas en la cámara baja sobre las irregularidades que, a su juicio, le salpican de alguna manera.

Algunos en el PSOE sostienen que el error fue creer que al sacar a Chaves de Andalucía las expectativas electorales en su comunidad mejorarían y los problemas desaparecerían. «Zapatero ha hecho dos operaciones del mismo tipo y las dos han resultado igual de mal: ésta y la que hizo con el alcalde de Barcelona, Joan Clos», comenta un veterano dirigente, que recuerda cómo tampoco el nombramiento de Clos como ministro de Industria, en 2006, sirvió para evitar la erosión del PSC en la capital catalana.

El declive de los socialistas andaluces se ve casi como inevitable, después de tantos años de gobierno. Pero lo que aseguran en la dirección socialista es que el desgaste no tiene por qué acabar necesariamente en una victoria del PP, salvo que desde el PSOE andaluz se les ayude abriendo el partido en canal con trifulcas internas. Por eso, el vicesecretario general del PSOE, José Blanco, afirmó el martes en La Sexta 2 que el exconsejero de Gobernación, Luis Pizarro, se equivocó al dimitir. Una declaración que reiteró dos días después el secretario de política territorial y segundo de Chaves, Gaspar Zarrías.

Inestabilidad interna

Era una llamada a mantener prietas las filas, al menos, hasta las elecciones municipales del 22 de mayo. Después, pueden moverse muchas cosas. El liderazgo del presidente de la Junta, José Antonio Griñán, no está suficientemente asentado en el partido. Algunos le acusan de haber provocado una enorme inestabilidad interna al haber apartado a los antiguos 'chavistas' que ahora esperan su momento.

Uno de ellos era, precisamente, el delegado del gobierno en Cádiz, Gabriel Almagro, cuyo cese provocó la reacción airada de Pizarro, antigua mano derecha de Chaves.

Blanco aseguró esta semana que el PSOE puede ganar más capitales de provincia en Andalucía, pero no se atrevió a ponerles nombre con la excusa de no desalentar al resto. De lo que pase puede depender la candidatura de las autonómicas y la secretaría general del partido.