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UNA ACTRIZ DE CUERPO ENTERO

DIRECTOR TEATRAL ACTRIZ Actualizado: Guardar
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Decir que Elizabeth Taylor era una gran estrella es decir una verdad de Perogrullo. Era mucho más; una reina del cine en mayúsculas, una diosa que desbordaba la gran pantalla con su belleza y su talento. En definitiva, una actriz de cuerpo entero. La última gran diva de la época dorada de Hollywood desarrolló su poderoso magnetismo en más de cincuenta películas que dan cuenta de una intérprete excepcional. Medio centenar de títulos entre los que destaca especialmente su papel como la ácida y mordaz Marta en '¿Quién teme a Virginia Woolf?' que le valió uno de los dos Oscar que obtuvo en su carrera, así como sus ya inolvidables interpretaciones en 'La gata sobre el tejado de zinc', 'De repente, el último verano' o 'Castillos en la arena'.

Delante de la cámara, Taylor era una actriz muy potente delante de las cámaras, demostrando una voluntad férrea en cada una de sus interpretaciones. Un talento que la mantuvo durante años en la cumbre, aupada además por una extraordinaria belleza en la que siempre destacó una mirada que, decían, cambiaba de color según su estado de ánimo. Además de su carrera profesional, Taylor procuró vivir su vida al máximo. Su gran pasión le llevó en ocasiones a protagonizar más titulares por sus numerosos amoríos, la profusa dedicación que tenía por sus amigos o las numerosas causas benéficas a las que prestaba su imagen que por algunas de sus actuaciones en la gran pantalla, algo que sin embargo nunca restó un ápice de popularidad a una estrella que se mostraba insultantemente espléndida, espectacular en cada uno de los personajes que nos ha dejado como legado.

Con ella se va una manera de hacer cine, de ser cine: un mito del celuloide. Y el mejor homenaje para una auténtica leyenda de la cinematografía solo puede ser la visualización de aquellas cintas en versión original en las que la inmensa actriz se hizo inmortal, convirtiéndose en el símbolo del paso de una época digna de ser recordada continuamente.

Trataba de pensar en todas las grandes películas que nos dejó Elizabeth Taylor y de forma súbita he recordado uno de los planos de 'Gigante', aquel ya inolvidable en el que surge ataviada con esa camisa blanca y un perfecto moño bajo. Taylor es una de las pocas actrices cuya belleza se puede situar a la misma altura que su talento, la única que lograba aunar de manera tan igualada ambos atributos. Era una actriz espectacular, bella y de talento excepcional; esas serían las características principales de la actriz, a quien no logro visualizar sino junto al gran amor de su vida, Richard Burton, para mí el hombre más sensual y más erótico del mundo. En mi retina y en la de todos los que compartimos generación, quedará ya para siempre grabada su espectacular interpretación en 'La gata sobre el tejado de zinc'. A día de hoy, a pesar de todas las versiones y adaptaciones que de esta obra se han hecho, me es imposible no verla a ella. Inolvidable también en 'Reflejos de un ojo dorado', junto a Marlon Brando y Brian Keith, o en 'Cleopatra', una de esas películas para acurrucarse frente al televisor en un día de lluvia. Era tan grande que podía interpretar el papel de una mujer machacada y ser sin embargo hermosísima, como en su ácido papel de Marta en '¿Quién teme a Virginia Woolf?'. Sus magníficas interpretaciones logran, cada vez que proyectan una de sus películas, que surja en mi la espectadora absoluta que quiere disfrutar de butaca y televisor. Tuvo, además de una vida plena como actriz, una gran pasión que desbordó en cada una de las facetas de su vida. Es una persona que ha vivido como ha querido y siempre proyectó en mí la sensación de que fue una de esas personas generosamente amiga de sus amigos, tomando postura a lo largo de su vida en causas como la homosexualidad o el sida. ¿Quién nos queda después de Taylor? Ya no quedan muchas estrellas de la talla de esta mujer magistral. No creo exagerar si afirmo que ella es el cine y el cine es ella, y lo es porque su magia ante las cámaras pertenece a todas las épocas. Para la gente de mi generación se convirtió en una estrella con interpretaciones estelares que estarán siempre al día.