opinión

Con el corazón en un puño

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Ha sido una semana en la que las lluvias han compartido protagonismo con las protestas de la plantilla del Ayuntamiento, el culebrón de la lista del PSOE para las próximas elecciones municipales, la polémica de los ERE de la Junta, los posibles fraudes en la concesión de ayudas europeas a numerosas empresas –entre las mismas, Qualytel–, el Festival de Jerez y el negro panorama que se le ha abierto al Industrial. Pero, pese a todo, lo del agua ha vuelto a recordarnos que en la zona rural de Jerez viven con el corazón en un puño cada vez que llueve con cierta fuerza y constancia.

Pero, por lo visto, esta vez el temor a revivir las tremendas inundaciones del año pasado estaba más que justificado. Los vecinos de El Portal aseguran que el río estuvo a punto de desbordarse el martes. Dicen que faltó apenas medio metro para que eso sucediese, que hubiese bastado, por tanto, la caída de unos 22 litros por metro cuadrado más para que se pudiesen haber producido escenas similares a las de febrero de 2010, que todavía permanecen frescas en la memoria colectiva de Jerez.

El presidente de la asociación de vecinos El Guadalete de El Portal aprovechaba para cargar con dureza contra las administraciones por no haber sido capaces o no haber querido solucionar el problema que tienen y que les hace echarse a temblar cada vez que llega el invierno o llueve con cierta fuerza. Asegura que las medidas que se han tomado para prevenir las inundaciones han ido ridículas y en absoluto suponen ninguna garantía. Y uno no puede evitar preguntarse si realmente nuestros políticos son capaces de hacer tan mal las cosas, si son tan irresponsables como para dejar en manos del destino que suceda otra catástrofe en la zona rural de Jerez. Sinceramente, no lo creo, pero no lo ponen fácil para pensar que, efectivamente, así sea.

¿Y si vuelve a repetirse lo de febrero del año pasado? ¿A quién habría que culpar? ¿Quién asumirá la responsabilidad? No será porque los vecinos del Jerez rural no lo están avisando. No será porque no repiten insistentemente que tienen miedo y que están convencidos de que las medidas preventivas adoptadas son insuficientes, que es urgente un plan integral y serio, por muy costoso que resulte. Porque estamos hablando de un puñado de núcleo de población, de numerosas viviendas y de muchas familias. Vale que hay bastantes casas ilegales, vale que posiblemente se haya impuesto la picaresca y más de uno se aprovechase de las circunstancias en su momento. Pero también son culpables quienes en su momento se lo permitieron y los que durante todo este tiempo, hasta el día de hoy, han hecho la vista gorda. Y sospecho que ninguno de estos últimos asumirá responsabilidades llegado el caso. Ojalá no llegue el momento en el que, pese a todo, haya que pedírselas. Ojalá.