Mohamed el-Baradei durante las manifestaciones en la plaza cairota deTahrir. :: EFE
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La candidatura de El-Baradei para liderar el cambio divide a los egipcios

El premio Nobel encuentra más apoyos fuera del país que entre la población, que no está dispuesta a que nadie se apropie de su revolución

EL CAIRO. Actualizado: Guardar
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Puede que el nombre de Mohamed el-Baradei se escuche estos días más en las cadenas de televisión internacionales que en la revolución que se está viviendo en las calles de Egipto. El anuncio que hizo el exdirector de la Agencia Internacional de la Energía Atómica (AIEA) la semana pasada, cuando se postuló para liderar la transición democrática, parece haber causado más excitación entre analistas y periodistas que entre los manifestantes, que no están dispuestos a que nadie se apropie de su revolución.

«Me parece muy oportunista, y creo que está intentando, como muchos otros, aprovecharse del momento», asegura Said Amin, que ha acudido a la plaza Tahrir con su hermana. Para el joven, el premio Nobel de la Paz es «una buena persona y no un corrupto como la mayoría de nuestros políticos». Sin embargo, El-Baradei ha pasado demasiado tiempo fuera del país árabe, lo que para Amin es un hándicap. «No conoce al pueblo egipcio, no sabe cuáles son nuestros problemas», le reprocha el joven. Se trata del mismo argumento que comparten muchos de sus compatriotas.

Seif Jirfen lleva manifestándose «desde el pasado martes» en Tahrir y ha sufrido en su piel la represión policial de los primeros días, dice, y se levanta la camiseta para mostrar una docena de heridas sufridas por impactos de metralla. Jirfen no es especialmente forofo de El-Baradei, «pero creo que es una persona que puede liderar las manifestaciones en estos momentos y hablar por la revolución con una sola voz», asegura. Los opositores egipcios parecen estar de acuerdo con Seif, ya que incluso los Hermanos Musulmanes han pedido que el exdictador de la AIEA haga de portavoz de la oposición.

«Necesitamos urgentemente a alguien a quien la gente pueda seguir, porque si no la revolución acabará diluyéndose sin que consigamos nada», opina el joven, recién licenciado en Medicina. En el hospital de Qaser al-Aini en el que trabaja cobra unos 180 euros al mes. Precisamente, la falta de líderes de esta rebelión es motivo de orgullo para los manifestantes, pero también puede ser su sentencia de muerte.

Discrepancias familiares

«Si le dejan, yo creo que podría ser un buen presidente para la gente», considera Ahmed Samy. El muchacho, de 16 años, ha acudido a las protestas acompañado por su padre, que no comparte su devoción por el premio Nobel. «Mi padre dice que es otro siervo del Gobierno, que no ha criticado nunca nada hasta ahora», señala el adolescente, que reconoce que no sabe mucho sobre las ideas políticas de El-Baradei, algo que le ocurre también a muchos manifestantes.

«No nos importa si es de izquierdas o derechas, lo importantes es que quiere reformar el país y la Constitución. Además tiene credibilidad internacional, aunque quizás no en política. Pero ha dirigido durante mucho tiempo un organismo internacional y eso creo que es un punto a su favor», añade Jirfen.