MUNDO

La batalla de Internet

RABAT. Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Túnez es uno de los países norteafricanos más represivos con la prensa. Diarios, revistas, televisiones y radios son controlados de forma férrea por el régimen, que posee la titularidad de la mayoría de los medios, y que no tolera ni un atisbo de desvío en los -pocos- que se encuentran en manos privadas. Pero los jóvenes manifestantes han encontrado en Internet y en las redes sociales una vía eficaz para organizarse y también para hacer saber al mundo lo que sucede en las calles.

Casi todas las imágenes que llegan de las revueltas proceden de vídeos grabados con teléfonos móviles o con cámaras rudimentarias que han sido colgados en portales como Youtube. Los medios sociales como Facebook o Twitter, donde se pueden seguir las protestas con la etiqueta '#sidibouzid', han servido para organizar, de forma semiespontánea, las manifestaciones en diferentes barrios de la capital, y también en ciudades del interior.

Buscar atajos

Túnez sufre una de las peores censuras de Internet de los países árabes, solo superada, quizás, por la que impone Arabia Saudí, lo que obliga a los usuarios a buscar constantemente atajos para acceder a la información. «Los estudiantes intercambian servidores proxys (permiten navegar en Internet sorteando la censura), que se ha convertido en una palabra de culto», relata Sam, un joven de clase media que participa en las protestas. Sam escribe su historia en la web Nawaat.org, uno de los principales puntos de información sobre la crisis que se vive en Túnez.

Muchos internautas denuncian que sus correos electrónicos y sus perfiles de Facebook han sido pirateados. Pero peor parados han salido algunos blogueros, como Slim Amamou, que fue detenido por la Policía y del que su familia y amigos no supieron nada hasta que consiguió revelar el lugar donde se encontraba su teléfono móvil a través de la red social Foursquare, una aplicación que permite dar a conocer el lugar en el que se halla el usuario. El bloguero estaba en las dependencias del Ministerio del Interior.