PAN Y CIRCO

LA RIVALIDAD QUE ALIMENTA AL GENIO

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No encontré mejor titular para expresar lo que ocurre estos tiempos entre el Real Madrid y el Barcelona. Debo decir que ya lo usó hace mucho Santiago Segurola en una de sus crónicas que siempre me han gustado leer con entusiasmo. En aquel artículo, el ahora director adjunto de Marca hablaba de la grandeza de Michael Phelps, que sin embargo había necesitado de Ian Crocker y Milorad Cavic para que sus éxitos hayan pasado a la historia. Expresaba con acierto que la rivalidad que había mantenido con estos dos grandes nadadores era la que había permitido que sus hazañas fueran reconocidas por el aficionado corriente al deporte. Tener a alguien que amenazara su reinado le hacía sacar lo mejor de sí mismo, y la victoria en esa lucha siempre iba a tener una mayor recompensa. Citaba también en su escrito los casos de Larry Bird y Magic Johnson, que habían forjado sus mitos gracias a sus casi 13 años de enfrentamientos. Segurola argumentaba que la rivalidad no sólo consagra al vencedor, sino que dispara la popularidad de cualquier deporte.

Este axioma funciona perfectamente entre los dos grandes del fútbol español y esta temporada se está viendo la mejor demostración. Florentino Pérez ha confeccionado un proyecto cuyo fin no es otro que el de contrarrestar al Barcelona, y lo único que está consiguiendo es hacerlo más grande. Cada salida de tono de Mourinho engalana aún más la figura de Guardiola. Sus críticas constantes a los jugadores culés no hacen más que motivarlos y que se multiplique su rendimiento. Sorprende que buena parte del madridismo estuviera más pendiente que nunca de lo que pasaba el miércoles en San Mamés. El sentimiento general era el deseo de ver caer al gigante.

Messi crece y alimenta su leyenda y mucho le debe a su antítesis, que es Cristiano Ronaldo. El 5-0 del Camp Nou supuso la victoria de un modelo, de un gran ciclo, y será uno de los motivos que hará a este Barça pasar a la historia.