Opinion

Calendario de citas

Los encuentros que figuran en nuestra agenda son incontables

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Estas fiestas hogareñas se caracterizan por que nadie puede comer en su hogar. Todo el mundo está citado con alguien, que a su vez se ha visto precisado a anular otra cita, si es que quiere asistir a la que ha establecido con nosotros. Lo dejamos todo para el final y el fin de año no tiene por qué ser una excepción.

Es verdad que muchas personas logran resolver el problema de la manera más sencilla: no acudiendo.

Los hay que se excusan porque tenían un compromiso posteriormente adquirido, pero otros no dicen nada, sin duda para no tener que mentir, ya que la mentira es siempre reprobable, aunque pueda ser piadosa.

Otros llegan unos días más tarde a la cita, confirmando que la puntualidad es una virtud sin testigos. ¿Qué representa esa demora en la historia infinita del tiempo comparada con el retraso de la jubilación a los 67 que ha impuesto el señor Zapatero, convencido por su ama dominante la señora Merkel? Los españoles estamos citados con la ruina y cualquier tardanza está justificada.

El Gobierno ha citado en pleno estado de alarma a los controladores. El propósito es negociar, o sea tratar y comerciar para el mejor logro de algo, pero faltan muñidores.

Además son muy raros los negocios donde ambas partes salen ganando, ya que lo habitual es que alguna pierda. Hay que remontarse a las gaseosas empresas de Enagás para encontrar ejemplos admirables de negocios que hayan dejado satisfechas a las dos partes contratantes, aunque los contratos se hayan firmado de manera sospechosa.

Hay que darse prisa, ya que todas las citas que no nos dé tiempo a celebrar en lo que queda de año habrá que dejarlas para el que viene y aunque tenemos los días contados, los encuentros que figuran en nuestro calendario son incontables. Teníamos que vivir más vidas, aunque por estas fechas algunos pensamos que ya está bien con ésta. Como experiencia es suficiente.