BULEVARES COMERCIALES

CALLE NUEVA

Es una de las vías de la capital que más veces ha cambiado de nombre, cuatro en total, y que gracias a su situación estratégica ha visto como los tripulantes y pasajeros de los buques que arribaban en el puerto se paseaban por ella para contemplar la ciudad

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De las calles de Cádiz, en el casco antiguo, y que fueron enormemente comerciales -a pesar de su corta longitud-, fue sin duda la calle Nueva, desde los años 1930 a medidos de 1975. Esta vía empieza al final de la calle de San Francisco y llega hasta la Plaza de San Juan de Dios. En un principio se le recibió el nombre de la Corredera, pero siempre se la conoció por la calle Nueva. Años más tarde, también recibió el nombre de Espartero, aunque tan sólo perduró durante los 365 días que conforman un año. Allá por 1871 volvió a cambiar de nombre para comenzar a conocerse por Duque de la Victoria, recobrando más tarde el de siempre de calle Nueva.

Como decimos, fue quizás la vía más comercial en aquellos tiempos de la ciudad, principalmente debido a la cercanía del muelle, y que en aquellos tiempos aún no existían las rejas que los rodean actualmente.

Hay que tener en cuenta que el puerto de Cádiz era lugar de partida y arribada de los buques que cubrían la línea de las Américas, y que ello conllevaba ese gran trasiego de tripulantes y pasajeros que llegaban a la ciudad. De hecho, se decía que la lengua que menos se hablaba en la calle Nueva era la española.

Debido a ello hubo que esta vía gran cantidad de comercios de todo tipo y que de hecho cambiaban constantemente debido a la falta de locales comerciales.

Restaurantes, cafés y bares

Se encontraban dos cafés de tipo antiguo como eran La Ibérica y La Florida. La cervecería del Bar Hamburgo que más tarde se trasladó a la plaza de San Juan de Dios. El Bar Triunfo, el recordado Café Español, donde decía su dueño -el patriarca de la familia Ordóñez-, que allí se hablaban cuatro idiomas... por señas.

Aquel pequeño restaurante que se llamaba Las delicias del pasaje, el Bar Pepín en las esquinas de la calle Flamenco. Recordamos también aquel señorial Café Novelty, que traía a la memoria el célebre Café Gijón de Madrid. Tiendas de confecciones como los Almacenes Colón. Una célebre sastrería que fue la de Hijos de Joaquín Lahera, en la que mayormente se dedicaba a la confección de uniformes, sobre todo a los de la Marina de Guerra. La sastrería de Moreno Utrera, la camisería Ris, que anteriormente fue una tienda de reparaciones y ventas de bicicletas que era de Avelino Denis. Bazares como el Bazar Inglés sucursal, y el de Dorronzoro, que más tarde fue el comedor del Café Español.

Otros comercios

La pescadería de El Bogavante (bonito nombre para una pescadería). No olvidemos la Agencia de Aduanas de Joaquín y Ramón Ariza, el estanco de la familia Garrido. La tienda de regalo La Puerta del Sol, y una de las más antiguas, la gorrería de El Ancla.

Por tener cosas hubo en la calle hasta tres barberías (como se llamaba antes a las peluquerías de caballeros). La de Félix, que estuvo enclavada en tres sitios distintos en la calle y que fue la última en cerrar por jubilación de sus hijos. La de Alfonso López y la de Ruiz. Allá por la década de 1950 llegó a la calle las cafeterías y pastelerías de la inolvidable La Camelia. Con ello llegó un nuevo tipo de negocio de hostelería que no se conocía mucho en Cádiz.

Tenía esta calle una gran ventaja que los comercios de la acera izquierda daban a las dos calles, o sea, a Nueva y a la Avenida de Ramón de Carranza. Por ello disponían de una buena terraza. Más tarde fueron llegando a esta zona los bancos y cajas de ahorro, y la vía fue perdiendo su personalidad comercial, porque de todos es sabido que donde llegan las entidades bancarias son ya ruinosas comercialmente. Hoy, después del lavado de cara a la calle, siguen estando los bancos y algún 'chino' que nos ha llegado, supongo que de la China o de Alcorcón, Leganés, etcétera; seguramente de Madrid, que es donde está la sucursal de estos asiáticos. Sé que algún comercio de los que hubo se quedará en el tintero. Por ello pido disculpas.