PINCHITO MORUNO

MARISCOS DE SEGUNDA

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Al igual que en el mundo del fútbol, en el mundo del marisco también existe la 'championmarisquí', la primera división y la segunda. Evidentemente, el campeón de Europa es el bogavante, aunque en más de una ocasión el langostino de Sanlúcar ha levantado la copa después de un gol por todo el coral.

Pero febrero, debe ser porque se acerca la Cuaresma que es tiempo de carencias, es también el mes de los mariscos de segunda, de los erizos y, sobre todo, de las galeras. Hoy, día de los enamorados, confieso que ultimamente me he enamorado de ellas, después de descubrir cuando se las come en su tiempo, con coral, que pueden resultar una jartá de atractivas, ahora, eso sí, estamos ante un marisco tipo 'cardibachi' de los que hay que mancharse las manos con el 'cardo' que sueltan.

Deberíamos hacer aquí en Cádiz un homenaje a los mariscos de segunda. Uno de nuestros grandes éxitos en la gastronomía mundial es la tortillita de camarones y en ella, el protagonismo, es de uno de esos humildes mariscos, el camarón, que es como un aborto de gamba, pero que está pa matarse en tortillita. Bueno, también está pa matarse fritito como lo ponen en La Marisma de San Fernando o en El Dorado de Puerto Real, apúntese estas cosas porque si se aburren, como yo, escuchando tangos cursis de coros, irse a comer camarones puede ser la mar de divertido.

Otro insigne y gran maltratado en nuestra lista de mariscos pobres es el muergo de Puerto Real. Curiosamente, se compran en los supermercados con el nombre de navajas y, sin embargo, los muergos puertorrealeños cuesta cada día más encontrarlos. Aquí, hace unos meses también tuve una visión celestial en un sitio, vuelvan a apuntar por si se encuentran con más tangos cursis de coro, que se llama El Inesperado, que está junto a Las Canteras de Puerto Real y donde te ponen unos muergos a la marinera que hace falta, para comérselos, tener al lado una telera de los kilos de Naveros, porque no vea la de barquitos que se mojan en la salsa, que escándalo....y que buenos están.

Pero mi más reciente amor, nada platónico por cierto porque me la como 'toa', son las galeras. De feas son una 'jartá', mejor no mirarles a los ojos y de color, para qué hablar, porque parecen cigalas desteñías, pero luego, cuando le quitas el caparazón y te encuentras con un peazo de tira de coral, más largo que un chícharo de Conil, son una gozada. Enamórese hoy, día del marisco enamorado, de una galera y saquela a pasear por El Puerto o Sanlúcar que son sus mansiones naturales. Esas si que tienen sabor. Vivan las galeras y fuera los tangos cursis.