Imagen captada ayer en el acuartelamiento de Torre Plata, nuevo objetivo de ETA. :: FRANCIS JIMÉNEZ
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Una «ratonera» junto a la playa

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Sus muros encalados y una franja inferior con los colores de la bandera española le confiere un aspecto añejo, de antiguo cuartel del extinguido cuerpo de los carabineros, que desde el siglo XIX hasta 1940 se encargaba de vigilar las costas hasta que se integró en la Guardia Civil. Su aspecto no es sólo lo único que huele a vetusto, una débil valla cerca su perímetro y sus instalaciones no evidencian una fuerte vigilancia, sino todo lo contrario. Además tiene un aparcamiento público justo en la puerta donde suelen dejar los coches los visitantes de la playa de Atlanterra, ya que está en primera línea de costa. Por eso, dejar un vehículo en su entrada no levanta ningún tipo de sospechas y si los ocupantes son foráneos, tampoco resultaría extraño incluso para la decena de agentes que están destinados en este pequeño acuartelamiento de una sola planta, donde no reside ninguna familia. Zahara de los Atunes es uno de los atractivos turísticos de la provincia, con una población que pasa de 1.300 habitantes a más de 40.000 en verano. Además, es un destino preferente para muchos vascos.

Con estos ingredientes, fuentes de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado reconocían ayer que es un objetivo «fácil» y si los terroristas que se encargaron de recabar información sobre estas instalaciones son miembros de la banda no fichados, sus movimientos en la pedanía barbateña habrían pasado totalmente desapercibido.

El acuartelamiento de Zahara es un ejemplo de puesto ordinario de la Guardia Civil, en tierra de nadie -depende de la Comandancia de Algeciras aunque está dentro del término municipal de Barbate- y con una competencia territorial muy pequeña -a pocos kilómetros hay acuartelamientos más grandes como Tarifa o Barbate-. Por tratarse de un cuartel secundario frente a otras instalaciones que concentran más servicios suelen ir a la cola en el reparto de dinero público para mejorar los edificios de los cuerpos policiales del Estado. Aunque en el caso del cuartel de Torre Plata, Interior ya reservó a finales de 2008 una partida de 2.388.058 euros provenientes del plan de dinamización de empleo que impulsó el Gobierno central a raíz de la crisis económica. Las obras, según las exigencias marcadas por este programa estatal, deberían estar concluidas en el primer trimestre de 2010. Así lo informó el ministro del Interior cuando presentó las inversiones que a cargo de este plan se iban a hacer en la provincia dentro de sus competencias. Pero a día de hoy dicha fecha de inauguración está en el aire.

La Asociación Unificada de Guardias Civiles (AUGC) pidió ayer su cierre definitivo, advirtiendo que si se hubiera cometido un atentado, Torre Plata «habría sido una ratonera» para los agentes que están destinados allí, los cuales proceden del cuartel de Barbate. No fue la única voz crítica que se oyó ayer en contra del estado de muchos acuartelamientos del Instituto Armado en España. La Asociación Española de Guardias Civiles (AEGC) reclamó a Interior el refuerzo urgente de la seguridad en estas sedes. «Como siempre ETA nos ha enseñado sus cartas, en las que una vez más pone su punto de mira asesino en la Guardia Civil, sus agentes y sus cuarteles».