Arriba, Obama aplaude el discurso de Tony Blair en el Desayuno de 2009. Abajo, Zapatero pronuncia su alocución el pasado jueves. :: AP
ESPAÑA

El desayuno se quedó frío

Obama, que fue cordial pero distante con el presidente español, agasajó en el 2009 a Tony Blair, cuya presencia logró gran repercusión El viaje de Zapatero a Washington pasa desapercibido en los medios de EE UU

MADRID. Actualizado: Guardar
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Apenas unas líneas en un par de periódicos de tirada media, ni una imagen en las televisiones generalistas, mínimas alusiones en las webs de referencia. Difícilmente los ciudadanos de Washington pudieron saber que la comitiva que recorrió a primera hora del jueves las calles de su ciudad pertenecía al desconocido presidente del Gobierno de la desconocida España, José Luis Rodríguez Zapatero, ponente principal del descafeinado Desayuno Nacional de Oración de 2010.

La cita, organizada por la asociación conservadora 'The Fellowship Foundation', reúne el primer jueves de febrero, desde 1953, en la capital de Estados Unidos al presidente de la nación más poderosa del mundo y a un invitado de lustre que comparte con la élite política de Washington sus impresiones acerca del mundo, la economía y, sobre todo, la religión. Por el púlpito del Desayuno han pasado, entre otros, la Madre Teresa de Calcuta, el cantante de U2, Bono, o Tony Blair. Precisamente fue el ex primer ministro británico el convidado a la oración que el año pasado estrenaba la era Obama. Entonces, la repercusión de su intervención fue enorme.

Aquel 5 de febrero, los medios americanos recogieron ampliamente las palabras del converso católico Blair, que avisó en su discurso de que la religión es atacada «desde dentro por los extremistas y desde fuera por la agresividad del secularismo». El presidente de Estados Unidos calificó a Tony Blair como «mi buen amigo», pero además añadió: «Ha sido un ejemplo, alguien que hizo primero, y quizá mejor, cosas que yo haré». Así, el británico se convirtió en el primer mandatario que se reunió, en privado, con Obama desde que éste tomó posesión, el 20 de enero de 2009, un detalle que demuestra su gran influencia incluso tras abandonar este cargo. Además, Blair también compartió media hora de conversación con la secretaria de Estado, Hillary Clinton. El diputado del PP Gustavo de Arístegui, asistente a aquel Desayuno, recuerda que la presencia de Blair en Washington fue «apoteósica». «Los políticos y los asistentes se volcaron con él, y su discurso fue espectacular», rememora.

Un año después, el desayuno se quedó frío y los esfuerzos de la diplomacia española por conseguir la foto de ambos líderes, tras la negativa del presidente norteamericano a acudir a la cumbre Unión Europea-Estados Unidos en Madrid, no tuvieron los brillantes resultados que se auguraban. Obama fue cordial con Zapatero, sin duda, como merece un invitado de honor. En su alocución lo trató, como a Blair, de «querido amigo», le pidió que transmitiera «los saludos de Estados Unidos al pueblo español» y charló con él unos minutos antes de despedirse. Pero ahí quedó el contacto entre ambos mandatarios, un encuentro más protocolario y distante de lo esperado.

Y a la mayoría de los medios estadounidenses no les pareció que la cita Obama-Zapatero tuviera suficiente enjundia. Los diarios más prestigiosos, 'The New York Times' y 'The Washington Post', informaron del evento, pero no citaron al presidente español. Una breve reseña (económica) mereció el viaje en la edición digital de 'The Boston Globe': «Zapatero dice que la economía de su país es fuerte», igual que en la web de la revista 'Bussiness Week'. Y Zapatero volvió a Madrid.