'Con el arco iris', de Paul Klee de 1917. / Foto: RC | Vídeo: Atlas
ARTE | EXPOSICIONES

Pal Klee, maestro y 'brujo' de las formas

La Fundación March desvela la aventura pedagógica de Klee en la Bauhaus y exhibe 137 obra del genial creador suizo

MADRID Actualizado: Guardar
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Sabía Paul Klee, como Machado, que el camino se hace al andar. Así lo repetía a sus alumnos de la Bauhaus donde enseño entre 1920 y 1930. Diez años en los que Paul Klee (1879-1940), un superdotado alquimista de las formas, mantuvo vivo su doble y fértil laboratorio plástico y pedagógico. Para sus clases de arquitectura de las formas en Dessau y Weimar escribió casi 4.000 páginas ordenadas ahora por el Paul Klee Zentrum de Berna, que administra su legado. La Fundación March, que abordó en 1981 una retrospectiva pionera, rescata esta aventura pedagógica para abordar otra excepcional muestra, ‘Paul Klee. Maestro de la Bauhaus’, que desvela nuevos y desconocidos perfiles del artista.

Para Klee “el camino es mucho más importante que el resultado”, de modo que la exposición rehace su doble aventura como creador y maestro explorando ese camino a través de 137 magníficas obras realizadas entre 1899 y 1940. Obras que jalonan la evolución de Klee, “una suerte de Leonardo del siglo XXI, que, cómo él, fue un artista imposible, carismático y difícilmente repetible” según Javier Gomá, director de la Fundación March. Y es que además de pintor, Klee fue músico, poeta, narrador, naturalista, geómetra, científico, pensador y teórico del arte y maestro.

“Pero sobre todas las cosas Klee fue un constructor de formas, un alquimista” destaca Manuel Fontán, director de exposiciones de la fundación y coordinador de una muestra que han comisariado Fabienne Eggelhöfer y Marianne Keller-Tschirren, responsables de la recuperación de los papeles de Klee, accesibles en la web del Klee Zentrum de Berna.

Picasso halagó a Klee como “el gran maestro de lo pequeño” un elogio envenenado según Fontán pero ajustado en parte a la verdad. “Lo pequeño puede cambiar el mundo; se puede ser muy meticuloso y lograr que las obras de pequeño formato, como casi todas las de Klee, sean de enorme alcance y encierren un genio y un talento irrepetibles que Picasso supo reconocer” apunta Fontán.

“Creía en la forma misma, en su proceso de generación y por eso en lo más íntimo estaba convencido de que el arte no se podía enseñar y que cada cual debía seguir su propia intuición, de modo que sus papeles, antes que una teoría del arte, son una propuesta de mapa para recorrer un sinfín de caminos” resume Fabienne Eggelhöfer, estrecha colabora con la fundación March desde el Zentrum Paul Klee. Han sido cuatro años de intenso trabajo para lo que según Fontán es “el proyecto de investigación estructural más relevante de las últimas décadas sobre un artista que, más que un aprendiz de brujo, es un brujo del que se aprende. Un brujo con aprendices”.