TENIS | INDIAN WELLS

Habemus Nadal

El balear sufrió, remontó y doblegó en un buen partido a un duro rival como Gulbis (4-6, 6-4 y 7-5). En cuartos de final se enfrentará a Roger Federer

MADRID Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

No hace falta ser el representante de Dios en la tierra para darse cuenta de que la recuperación de Rafa Nadal va a por buen camino, para ver que en poco o más de un mes ha dado un paso de gigante. Pero quizá sí hay que tener un don divino o algo parecido para hacer lo que ha hecho Nadal en tan poco tiempo. Ante un tenista peligrosísimo como Gulbis, el primer examen de verdad sobre cemento, el español ganó -por 4-6, 6-4 y 7-5- mucho más que un partido de octavos de final de Indian Wells: demostró que está de vuelta.

Además, confirmó que ha regresado mostrando los síntomas que lo han hecho un deportista irrepetible: esa pasión y esa garra que transporta por todos los rincones del mundo. En un partido en el que le costó encontrar su sitio, el balear fue capaz de darle la vuelta al marcador ante un jugador como el letón que, si sigue así, no tardará mucho en estar entre los quince mejores del mundo. Ahora, en cuartos de final, tiene la prueba definitiva para calibrar su nivel: Roger Federer.

Pronto se vio que Nadal no quería intercambios con el revés de Gulbis, su golpe más temido junto a su servicio. El balear sabía que tenía que guiar el partido hacia la derecha del letón y a partir de ahí ir edificando el partido. El problema es que a su rival no le sorprendió en exceso. Gulbis, ese tipo de jugadores capaz de ganar a cualquiera, lo contrarrestó con una agresividad que incomodó al número cinco del mundo.

Los tiros del manacorense fueron poco a poco virando hacia el revés de Gulbis. Mal asunto. Además, el de Manacor no peleaba cada punto como si fuese el último –como suele hacer-. Si el juego estaba muy cuesta arriba, rápidamente se la jugaba. Cosas del nuevo Nadal. Mientras tanto, su servicio –lo peor del partido para Nadal- tampoco funcionaba. A la comodidad del letón con su segundo saque había que sumarle la falta de velocidad de su primero. Y el número 67 del mundo no se achantó en la primera manga. Se le vio cómodo, estuvo fino con su derecha, la velocidad de sus tiros era mucho mayor, no concedió ninguna bola de rotura y aprovechó la única que tuvo para cerrar la primera manga.

Tras tocar a rebato en el primer set, no se detuvo en el comienzo del segundo. Nadal jugaba a ráfagas. Tan pronto encadenaba dos tiros buenos como se veía lastrado por su servicio. Sin embargo, fue poco apoco cogiéndole el aire al partido. Y la luz del faro del letón se apagó en el tramo final del segundo acto. Ya sea porque ganar Nadal mejoró notablemente el nivel del primer set, le vino grande o pagó el desgaste, el caso es que se descosió. Obviamente, lo pagó con un parcial que dio aire al balear.

Una vez regresado al partido Gulbis, el tercer acto despegó con mucha igualdad. Los servicios dominaban –en menor medida el del español-. La derecha de Nadal aparecía con más asiduidad. El revés del letón hería al español mientras su derecha hacía aguas por momentos. Al tiempo que la mano de Gulbis sangraba literalmente, ambos se aferraban a su saque combinándolo con espectaculares intercambios. Hasta el 5-5 de la manga definitiva. Ahí, donde se agigantan los grandes jugadores, brilló Nadal. Mejoró sus prestaciones, quebró a Gulbis y cerró una importante victoria.

A partir de ahora comienza la prueba de fuego para el balear en Indian Wells. Al español le espera en cuartos de final un Federer al que volvió a perdonar la vida por enésima vez su compatriota Wawrinka –el número dos del mundo venció por 6-3, 6-7 y 7-5-. A partir de ahora, comprobaremos donde se encuentra Rafa Nadal.