El Disney Magic, de 294 metros, tiene capacidad para 2.700 pasajeros, que pueden disfrutar de la gastronomía en cinco restaurantes temáticos y de espectáculos de gran calidad en el Walt Disney Theatre./ RC
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Disney se lanza a la conquista del mar

Aviso a navegantes, llega al Mediterráneo un crucero lleno de princesas y personajes con los que hemos crecido

MADRID Actualizado: Guardar
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Y otra vez se repite el trajín de todas las noches. La niña no se quiere dormir. Su madre entra en la habitación y, zas, ahí está bajo las sábanas devorando una nueva aventura. «¡Basta ya!». Y Ana María, acostumbrada a robarle horas al sueño, asiente y se entrega a Morfeo. Por poco tiempo. De repente, en su ventana, se dibuja la silueta de un extraño, con brazos en jarra y sombrero de pico. ¡Es Peter Pan! Y el niño eterno se cuela en la habitación para devolverla al mundo de los despiertos y transportarla al universo de princesas, hadas, reyes de la selva, cangrejos que cantan, jorobados y juguetes que toman vida. Bueno, en realidad son los cuentos con finales felices los que desfilan por este cuarto para protagonizar un espectáculo digno de Broodway. Otro más de los que se representan, a cada cual más sobresaliente. En alta mar. En un escenario que ocupa tres cubiertas del Disney Magic, uno de los cuatro buques de la compañía que, tras surcar las gélidas aguas de Alaska y los cálidos mares de Bahamas y Caribe, ahora hace escala en el Meditérraneo para acercar el mágico mundo de Disney al público europeo.

Sobre el papel, parece obvio lo que uno puede encontrarse en este crucero, con itinerarios de 4 y 7 noches, que parte de Barcelona. En la práctica las cosas cambian. Y mucho. Disney ha cuidado hasta el más mínimo detalle para que el disfrute de uno no vaya en detrimento de otros, para que en un mismo barco tengan su sitio niños desde tres meses a los tres años, también los que ya se desenvuelven solos con soltura, los que se acercan a la adolescencia, los adolescentes... Hay tantas zonas diferenciadas como tramos de edades existen. Y, claro, hay una exclusiva para adultos. Sí, porque en un mundo de sueños los que han alcanzado la categoría de padres anhelan tener cerca a su prole, pero también disfrutar de pequeños placeres como el del silencio. Y en el paraíso Disney es posible. De ahí que una de las tres piscinas que coronan la cubierta esté reservada para mayores de 18 años. No es el único espacio para adultos en este hotel flotante que en un solo día emplea para sus cinco restaurantes, todos ellos temáticos, 10.000 tenedores, 5.000 servilletas y 800 manteles.

Asumido que las comparaciones son odiosas, hay aspectos que hacen únicos a los cruceros Disney. Valga como ejemplo los botes salvavidas, de color amarillo en lugar del obligado naranja. La compañía obtuvo un permiso especial de las autoridades costeras para así no romper la temática de colores del buque, inspirados en Mickey Mouse (casco negro, superestructura blanca, banda amarilla y dos enormes chimeneas rojas).

Sirva también la fiesta en cubierta de la noche de despedida, de piratas, que tiene el honor de ser la única en la que se lanzan fuegos artificiales en alta mar tras una guerra de canciones en las que el bien se impone al mal.

Y, como no hay dos sin tres, no hay que olvidarse de los cuatro capitanes que gobiernan la nave. Sí, cuatro: el capitán del barco, el capitán Garfio, el capitán Jack Sparrow y, cómo no, el capitán Mickey Mouse. A unos y a otros es habitual encontrárselos por las distintas estancias de este navío que anuncia las partidas de puerto con las siete primeras notas del 'When You Wish Upon a Star' en sus señales de sirena.

La aventura comienza en el mismo momento del abordaje, pacífico se entiende. Adentrarse en el Disney Magic supone transportarse a los años 30, con una decoración art decó que bien podría haber soñado y dibujado Walt Disney, cuyo retrato preside todos los camarotes y el recibidor del teatro que lleva su nombre, donde cada noche se cuelga el cartel de completo para seguir las funciones. También el rostro de este hombre que creó un imperio con los simples trazos de un ratón de formas redondeadas recibe al pasajero en la sala de proyecciones. Pero el protagonismo, sin duda, se lo lleva su legado: Mickey, Minney, Pluto, Chip y Chop... con quienes uno puede fotografiarse o pedir un autógrafo en cualquier momento. Aunque para firmas demandadas, las de las princesas de cuento, que pasean su majestuosidad por un barco en el que cualquier sueño puede llegar a cumplirse. Ah, y aviso a navegantes, la sonrisa de Mickey es contagiosa.