SOLIDARIDAD

Tres años después del desastre

España es el tercer donante bilateral de Haití en el tercer aniversario del terremoto que dejó 316.000 muertos

MADRID Actualizado: Guardar
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El 12 de enero de 2010 la tierra tembló durante casi un minuto en el país más pobre de América. Unos segundos suficientes para reducir la mayor parte del territorio de Haití a escombros. El terremoto de 7,3 grados en la escala Richter dejó tras de sí más de 316.000 víctimas, 350.000 heridos y 1,5 millones de personas sin hogar sobre una población de 10 millones.

Días después del seísmo España lanzó una primera gran operación de ayuda a los damnificados por valor de 67 millones que se prolongó durante tres meses. Se envío al país caribeño el buque enfermería Castilla, con 423 militares a bordo que ofrecieron asistencia médica a los heridos, despejaron de escombros vías de comunicación y proporcionaron agua potable.

A la intervención de emergencia le ha seguido una segunda fase de larga duración que tiene como objetivo la reconstrucción del país. Y en ella España es uno principales protagonistas, no en vano es el tercer donante bilateral mundial solo por detrás de EE UU y Canadá. Para la tarea se han destinado 340 millones, de los que 240 ya se han invertido mientras que los 100 restantes se irán desembolsando según las necesidades operativas.

"El terremoto vino a agravar una situación que ya de por sí era mala, por eso la posición de España no ha sido solo la de ayudar a Haití a superar el terremoto, sino también la de mejorar la calidad de vida de sus habitantes en relación a cómo era antes del siniestro. Hay cosas que se destruyeron, y otras que nunca se hicieron", explica el director de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (Aecid), Juan López-Dóriga.

Cada donante se ha volcado en los sectores en los que su ayuda puede resultar más eficaz. En el caso de España uno de los principales objetivos ha sido el abastecimiento de agua potable y el saneamiento. Hasta el momento la labor de la Agencia de Cooperación ha permitido que un 20% de la población del país -dos millones de personas- tenga acceso a estos servicios básicos. La importancia de esta acción es máxima en tanto en cuanto Haití ha sufrido sucesivos brotes de cólera debido a la insalubridad que se ha cobrado miles de vidas. La labor de llevar agua corriente "implica obras de infraestructura que cuesta tiempo poner en marcha pero es esencial para la salud", destaca López-Dóriga, quien el pasado mayo inauguró junto al presidente Michel Joseph Martelly la mayor planta de tratamiento de aguas residuales del país, construida gracias a la ayuda española.

Al margen del acceso al agua la Aecid trabaja sobre el terreno en educación, programas de alimentación, sanidad... También con el fin de crear un tejido empresarial local que sustente el país en un futuro colabora en la creación de pequeñas y medianas empresas. Todo ello pese a las complicaciones que plantea «un país en el que no es sencillo trabajar», reconoce la Agencia.

A pesar del esfuerzo realizado, aún queda mucho por hacer. Tres años después de una de las mayores catástrofes que ha sufrido la humanidad, más de 350.000 haitianos siguen aún sobreviven en campamentos de refugiados.