CICLISMO

La Vuelta aprieta a los escaladores

La edición de este año tiene más dureza que la de 2012 y contará con once finales en alto.

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Si algo funciona, no lo toques. Es un dicho que no todo el mundo es capaz de aplicar tanto en las distintas faceta de la vida, incluido el mundo del deporte, como en situaciones personales. En el caso de la Vuelta a España que este sábado fue presentada oficialmente en Vigo los organizadores han decidido calcar el recorrido de hace un año, endureciéndolo sobre el papel algo más y apretando por lo tanto a los escaladores, que van a encontrarse un terreno idóneo.

Lo que funcionó en 2012 debe de hacerlo en 2013. También es cierto es que con ese trazado quien quiera ganarla deberá de centrarse solo en esa carrera, como hizo el año pasado, por obligación, –estaba sancionado–, Alberto Contador.

La conclusión a la que se llega después de ver el recorrido es que los organizadores han puesto todo lo que han podido de su parte para que la Vuelta vuelva a constituir un éxito en la carretera y fuera de ella. Hay un ‘pero’, una variable que Unipublic no puede controlar: la participación. Y es en ese apartado donde la carrera podría resentirse. Pensar en el mes de enero de 2013 lo que puede pasar entre finales de agosto y primeros de septiembre de este mismo año es jugar a futurólogos.

Las circunstancias que se dieron el año pasado es casi imposible que vuelvan a repetirse. Contar con Alberto Contador, ‘Purito’ Rodríguez y Alejandro Valverde en un estado de forma idóneo, con ganas y ambición para enfrentarse a tres semanas de carrera, no será fácil.

Tener un aspirante llamado Chris Froome, que se fue diluyendo como un azucarillo con el paso de los días, tampoco será fácil, y menos que llegue a la salida como el hombre más fuerte del Tour, aunque no lo ganó. En cualquier caso, lo importante es que los organizadores han realizado con brillantez la parte del trabajo que les tocaba hacer.

La Vuelta contará con once finales en alto, en una carrera que tendrá una tensión en la carretera que no todo el mundo será capaz de soportar y que llevará a un desgaste llamativo desde la salida. Todo ello sin olvidar que tener un gran equipo detrás resultará fundamental. Si alguien tiene dudas que se lo pregunte a ‘Purito’ Rodríguez.

Sólo dos contrarrelojs

Desde la segunda etapa hasta la penúltima habrá pocos momentos de tranquilidad, con finales explosivos, cortos, en la mayoría de los casos, pero también con una semana final muy complicada, a la que el pelotón de la prueba puede llegar ahogado.

Volverá a contar la Vuelta con muchos traslados y el desgaste que eso supone, siguiendo el modelo implantado hace tiempo por el Giro y que tampoco el Tour desdeña: las carreras van allí donde pagan por tenerlas y los recorridos se hacen, normalmente, en función de quienes pagan, algo que puede considerarse normal y más en los tiempos que corren.

Otra cosa es que luego se diseñe un final que pueda aportar emoción, interés televisivo. Para conseguir eso hay que meter llegadas en alto. Al menos eso dicen las audiencias.

Junto a la contrarreloj inicial en Vilanova de Arousa solo habrá una contrarreloj individual, en Tarazona, en la undécima etapa, por lo que los escaladores vuelven a tener ventaja, el beneplácito de Unipublic, de un ciclismo que se está imponiendo en detrimento de otro tipo de ciclistas.

Si hay que hablar de dureza de verdad, al menos viendo los puertos que han colocado, hay que centrarse en la semana final, en las etapas que terminan en Peña Cabarga, El Naranco y sobre todo, en los finales en La Gallina, Peyragudes y El Angliru, con un empacho de puertos importante.

La segunda de ellas, una jornada modelo Tour, debe de ser bastante más selectiva que la penúltima jornada de la Vuelta en Asturias. Por si le faltase algo, los 232 kilómetros resultan exagerados. Tanto Abraham Olano como Paco Giner, que son quienes buscan ponerle pimienta a la prueba, echaban en falta un gran etapa de montaña y este año la van a tener.

Hay seis jornadas que pueden considerarse llanas, o más llevaderas. La Vuelta corre el riesgo, habría que decir que la Vuelta y toda prueba de tres semanas, de quedarse bloqueada muy pronto si en la salida de Vigo se presenta algún corredor muy superior a los demás y aprovecha lo que ofrece el recorrido para marcar diferencias antes de afrontar la semana final, donde la dureza puede conseguir que los ataques estén muy controlados.

En los primeros diez días, con las llegadas a Monte da Groba (1ª etapa), Valdepenas (9ª) y Hazallanas (10ª) habrá ya una criba importante. No va a ser una carrera que admita muchas probaturas. Los segundos que se pierdan costará recuperarlos.

Veintidós equipos

La Vuelta 2013 tiene más dureza que la del año pasado, lo que no deja de ser peligroso en la época en la que se celebra, y complicada de afrontar, con un inicio, en Galicia, que no va a resultar nada cómodo.

Entre el final del Tour y el inicio de la Vuelta hay un mes de diferencia, un tiempo ideal para poder recuperarse de los esfuerzos en Francia. Apretar la tuerca de la dureza hasta hacer saltar las alarmas entraña riesgos. Y con ellos convivirá la Vuelta 2013 durante todo su recorrido.

Los grandes protagonistas de la prueba el año pasado estuvieron en Vigo: Alberto Contador, Alejandro Valverde y Joaquim Rodríguez, además de Samuel Sánchez, Igor Anton o Juanjo Cobo.

A todos les dio la impresión, por lo que vieron, que la prueba tiene mucha dureza y no será fácil llegar a ella en un estado de forma idóneo, primero, y disputarla a tope después, teniendo en cuenta que una semana más tarde se celebrarán los Campeonatos del Mundo de fondo en carretera en Florencia, que también va a contar con mucha dureza.

En cuanto a la participación, junto a los dieciocho equipos WorlTour, Caja Rural y Cofidis estarán en la salida. Para las otras dos invitaciones se barajan muchas opciones. En cuanto a nombres, el único que parece por el momento seguro es el de Alejandro Valverde, que ya ha confirmado que correrá el Tour, a tope, y luego estará en la Vuelta. Algo parecido a lo que quiere hacer ‘Purito’ Rodríguez.

El caso de Alberto Contador es más complicado puesto que si gana el Tour, que es su gran obsesión de la temporada, será complicado que luego se enfrasque en la Vuelta.