literatura

Una antología recupera del olvido la poesía de Vicente Huidobro, el introductor de las vanguardias en España

El volumen, publicado por la Fundación Banco Santander, incluye cartas inéditas con Lorca, Buñuel y Juan Gris

MADRID Actualizado: Guardar
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Ególatra y polémico, el chileno Vicente Huidobro (1893-1948) fue un revolucionario de la palabra, el padre del creacionismo y el introductor de la vanguardia en las letras españolas. De su personalidad excéntrica habla el hecho de que en 1919, en un viaje a España, se hiciera acompañar en el barco por una vaca para que sus hijos tuvieran leche fresca. Hijo de un banquero, Huidobro militó en el Partido Comunista de Chile, aunque su correligionario, compatriota y eterno enemigo, Pablo Neruda, le tildara de "comunista de culo". Él le correspondía motejando al Premio Nobel de "pequeño canallete". Su temperamento controvertido fue su peor enemigo, ya que su obra ha sido eclipsada por la anécdota. Para reparar esta injusticia, la Fundación Banco Santander acaba de publicar 'Poesía y creación', una antología con sus poemas esenciales, manifiestos y una abundante correspondencia con muchas cartas que hasta ahora permanecían inéditas. García Lorca, Luis Buñuel y Juan Gris son los protagonistas, entre otros muchos, de un interesante intercambio epistolar.

Para Gabriele Morelli, catedrático de Lengua y Literatura Española en la Universidad de Bérgamo y responsable de la antología, Huidobro contribuyó a "internacionalizar" la literatura española y ejerció un padrinazgo crucial sobre Gerardo Diego y Juan Larrea. A pesar de las rencillas, fue ensalzado por Neruda, quien le definió como un "poeta de cristal". "Su obra brilla por todas partes y tiene una alegría fascinadora", dijo el autor de 'Confieso que he vivido'.

Según el experto, la obra de Huidobro ha tenido una "mala recepción en España, que siempre lo vio como un producto extranjero". Allí donde iba concitaba el escándalo: mostró su aversión hacia los versos de García Lorca y, en una cita con Unamuno, le hizo esperar lo suyo, sin que de su boca saliese la más mínima disculpa.

Huidobro nació en Santiago de Chile en el seno de una rica y aristocrática familia católica tradicional. Beneficiario de una inmensa fortuna, abjuró de las costumbres nobiliarias en las que creció y se dedicó a su pasión: la poesía. Artífice del creacionismo, el escritor jugó con las palabras, inventó vocablos, se valió de metáforas sin un basamento lógico y despreció la puntuación y la sintaxis. Más allá de su biografía estrafalaria y sus excesos, Huidobro merece pasar a la historia de la literatura por su obra, su fe inquebrantable en la poesía, que adoraba con un sentimiento casi religioso, y sus postulados estéticos. "Creía que la imagen poética no debe ser descrita, sino creada. Él se preguntaba: 'por qué los poetas cantáis a la rosa. Hacedla florecer en vuestros versos'", apunta Morelli.

Primeros poemarios

'La gruta del silencio' o 'Canciones en la noche' son sus primeros poemarios. En 'El espejo de agua' deja una de sus célebres definiciones sobre su poética: "Que el verso sea como una llave/que abra mil puertas". Una concepción que se entiende a la luz de su visión del poeta como "un pequeño Dios". 'Altazor' es la cumbre literaria de este escritor a contracorriente, el libro con el que el poeta se transmuta en "demiurgo".

Como persona generosa que era y que disponía de un chorro de dinero, costeó el viaje de sus dos discípulos españoles, Diego y Larrea, a París, donde el chileno tenía un gran amigo, el pintor Juan Gris, y donde frecuentó a Apollinaire, Breton, Eluard, Cocteau y Tzara. Juan Gris tradujo al francés algunos de los versos del vate. El cariño fraternal que se profesaban el poeta y el pintor solo se vio truncado cuando Huidobro se negó a reconocer que se había inventado el ser víctima de un secuestro ejecutado por un grupo de ingleses. ¿Verdad o fantasía? Tratándose de Huidobro, cualquiera sabe.

Siendo genial, abrigó ideas peregrinas, como cuando desembarcó en Mallorca en 1932 y compró ruiseñores con el fin de que anidaran en Chile. O cuando se postuló a presidente con la promesa electoral de fundar la República de Andesia.

Aun con su claroscuros y su verbo venenoso, se deshacía en favores hacia los demás. Pese a sus invectivas contra los versos de Lorca, cuando el granadino viajó a Buenos Aires, Huidobro se ofreció a organizarles tres conferencia en la ciudad. Y antes de morir de un derrame cerebral en 1948, visitó la casa de Neruda en Isla Negra para hablar de poesía. Un hombre que se proclamaba el mejor poeta del mundo no suscitaba muchas simpatías. Quizá por eso sea un gran desconocido.

Revolucionario de la palabra

A punto de cumplirse el 120 aniversario del nacimiento de Vicente Huidobro, su figura emerge como un insurgente, un amotinado que puso patas arriba la poesía, un vanguardista comprometido con su arte y que innovó el lenguaje lírico con sus caligramas.

Vanguardista fue también en su relación con las mujeres. Se casó tres veces, con Manuela Portales, Ximena Amunátegui y Raquel Señoret. De la segunda se enamoró perdidamente cuando esta tenía quince años. La raptó y se la llevó a París, seguido de cerca por una cuadrilla de sicarios a las órdenes de la familia de Ximena.

A juicio del director de la Fundación Banco Santander, Borja Baselga, con este volumen se consigue recrear «el universo literario y humano más completo hasta ahora de uno de los grandes poetas iberoamericanos». «Un manual imprescindible para cualquiera que quiera conocer en profundidad la figura de Huidobro».

El poeta murió en 1948 a causa de un derrame cerebral. Una secuela de la II Guerra Mundial sufrida en la batalla de Berlín y de la que informó como periodista le ocasionó el accidente cerebrovascular. Murió solo y casi sin recursos, como corresponde a un hombre que no tenía pelos ni en la lengua ni en la pluma.

El libro concluye con la composición 'Hermanos', desconocida en España, y que se publicó en la revista 'Alfar' de Montevideo en 1947.