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'Mou' abre el abanico

Después de dos años sin apenas rotar, el portugués cambia ahora con frecuencia para combatir la relajación. Su nuevo método le ha permitido recuperar a Kaká

MADRID Actualizado: Guardar
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El Madrid ciclotímico que gobierna José Mourinho, un club donde todo se exagera y casi nada se pondera , recuperó en Ámsterdam sus mejores sensaciones. Cogió carrerilla para el clásico del domingo en el Camp Nou, donde se presenta en su mejor momento de la temporada. La prensa deportiva madrileña ya se refiere a obras maestras y a unos jugadores eufóricos. Hasta Kaká, animado a marcharse por el entrenador a lo largo del verano y tan deprimido y molesto que no salió en la foto con el título de la Supercopa, se ha alistado para la batalla. Por más que el Ajax sea un adversario frágil e inexperto, el brasileño recordó en un estadio emblemático a ese gran jugador que, según dijo Florentino Pérez en la asamblea de socios del pasado domingo, ya estaba «amortizado» por el club. Su actuación descollante genera dudas en el técnico portugués, y más si se tiene en cuenta que a Özil le reclama más compromiso y a Modric más intensidad y capacidad de liderazgo. Ante un Barça debilitado atrás por las lesiones de Puyol y Piqué, Kaká puede ser un arma letal, no un soldadito de plomo y balas de fogueo.

«Jugar en Ámsterdam supuso una grata sorpresa. Mi actuación fue una conquista personal. El reto es estar siempre listo para el entrenador», resumió Kaká tras un despliegue brillante al que solo le faltó el premio del gol. Con su notable partido, Mourinho cumplió varios objetivos:recuperar para la causa a un futbolista que languidecía en Valdebebas, picar en su amor propio y orgullo a Özil, que hasta ahora solo veía la competencia de Modric, afilar las garras del croata y contentar a un Florentino Pérez deseoso de situar al ‘Balón de Oro’ de 2007 en el gran escaparate. Por vez primera en mucho tiempo, al Madrid le funcionó ese tridente formado por Kaká, Cristiano y Benzema, tres futbolistas que en condiciones normales serían la envidia de cualquier club del mundo. El luso firmó su primer ‘hat trick’ en ‘Champions’ y el decimoséptimo en el Real Madrid. Ya acumula 12 tantos en los 10 partidos de esta temporada y dos tripletes consecutivos tras el ejecutado ante el Deportivo.

‘Confiantes’

«Son goles fundamentales para mí. Me gusta coleccionar balones pero todo es gracias a mis compañeros», reflexiona el crack portugués tras superar el bajón anímico más famoso de los últimos tiempos. Tras cuatro victorias en serie, ante el Manchester City y el Ajax en la ‘Champions’ y frente al Rayo y el Depor en el torneo de la regularidad, el Madrid ha recompuesto su figura. Tras la tempestad desatada por la tristeza de la estrella, tres derrotas consecutivas y el castigo de Sergio Ramos al banquillo ante los ‘citizens’, llegó la calma. El madridista ‘confiante’ -palabro ‘acuñado’ por Cristiano-, cree que habrá un antes y un después del choque ante los ‘ajaccied’.

A ‘Mou’ le gustó todo en ese partidos, menos diez minutos tras el segundo gol, una media chilena soberbia de Benzema, quien parece adelantar a Higuaín por la izquierda, aunque ya se sabe que el éxito de uno estimula al otro. «Supimos jugar a tope y concentrados, individual y colectivamente. Cuando hay compromiso, la calidad aflora», resumió el técnico, ni siquiera muy quejoso por encajar otro gol a balón parado. ‘Mou’ ha experimentado un cambio significativo en su tercera campaña. Si antes se le acusaba de no rotar, con el riesgo consiguiente de agotar a futbolistas básicos, ahora cambia quizá en exceso. Eso le ha permitido abrir el abanico para el clásico y aplicar la medicina de la competitividad.

En Holanda, el Madrid encontró un alto nivel deportivo y, sobre todo, la paz social. O al menos una tregua. Después de los pulsos permanentes entre Mourinho y Sergio Ramos, llevado al límite por el sevillano al vestir por debajo la camiseta de Özil después de que el alemán fuera abroncado y sustituido por el técnico en el descanso ante el Depor, tuvo que intervenir Florentino Pérez. El presidente ejerció e instó al de Camas a disculparse ante el técnico y los compañeros. Y el futbolista, asesorado en esa misma línea por su entorno familiar y por el grupo español del vestuario, dio un paso al frente en la reunión previa al partido. Miró a los ojitos al técnico, como diría Luis Aragonés, y se excusó ante todos. Una especie de ‘abrazo colectivo’. «Ya es un tema zanjado. Lo importante es el equipo. Vuelvo a ser feliz», proclama el campeón de Europa y del mundo. Y ‘Mou’ le alabó en público. «Jugó muy bien. Lleva tres partidos muy buenos». Ante el Barça, la prueba del algodón.